martes, 25 de noviembre de 2008

CONCILIAR EL SUEÑO

Lo que ocurre, doctor, es que en mi caso, los sueños vienen por ciclos temáticos. Hubo una época en la que soñaba con inundaciones. De pronto los ríos se desbordaban y anegaban los campos, las calles, las casas y hasta mi propia cama. Fíjense que en mis sueños aprendía a nadar y gracias a eso sobreviví a las catástrofes naturales. Lamentablemente, esa habilidad tuvo una vigencia sólo onírica, ya que un tiempo después pretendí ejercerla, totalmente despierto, en la piscina de un hotel y estuve a punto de ahogarme.

Luego vino un periódo en que soñé con aviones. Más bien, con un solo avión, porque siempre era el mismo. La azafata era feúcha y me trataba mal. A todos les daba champan, menos a mí. Le pregunté por qué y ella me miró con un rencor largamente prolongado y me contestó: «Vos sabés bien por qué». Me sorprendió tanto aquel tuteo que casi me despierto. Además, no imaginaba a qué podía referirse. En esa duda estaba cuando el avión cayó en un pozo de aire y la azafata feúcha se desparramó en el pasillo, de tal manera que la minifalda se le subió y pude comprobar que abajo no llevaba nada. Fue precisamente ahí cuando me desperté, y, para mi sorpresa, no estaba en mi cama de siempre sino en un avión, fila 7 asiento D, y una azafata con rostro de Gioconda me ofrecía en inglés básico una copa de champán. Como ve, doctor, a veces los sueños son mejores que la realidad y también viceversa. ¿Recuerda lo que dijo Kant? «El sueño es un arte poético involuntario.»

En otra etapa soñé reiteradamente con hijos. Hijos que eran míos. Yo que soy soltero y no los tengo ni siquiera naturales. Con el mundo como está. Me parece un acto irresponsable concebir nuevos seres. ¿Usted tiene hijos? ¿Cinco? Excuse me. A veces digo cada pavada.

Los niños de mis sueños eran bastante pequeños. Algunos gateaban y otros se pasaban la vida en el baño. Al parecer, eran huérfanos de madre, ya que ella jamás aparecía y los niños no habían aprendido a decir mamá. En realidad, tampoco me decían papá, sino que en su media lengua me decían «turco». Tan luego a mí, que vengo de abuelos coruñeses y bisabuelos lucenses. «Turco vení», «Turco, quero la papa», «Turco, me hice pipí». En uno de esos sueños, bajaba yo por una escalera medio rota, y zas, me caí. Entonces el mayorcito de mis nenes me miró sin piedad y dijo: «Turco, jodete». Ya era demasiado, así que desperté de apuro a mi realidad sin angelitos.

En un ciclo posterior de fútbol soñado, siempre jugué de guardameta o golero o portero o goalkeeper o arquero. Cuántos nombres para una sola calamidad. Siempre había llovido antes del partido, así que las canchas estaban húmedas y era inevitable que frente a la portería se formara un laguito. Entonces aparecía algún delantero que me fusilaba con ganas y en primera instancia yo atajaba, pero en segunda instancia la pelota mojada se escabullía de mis guantes y pasaba muy oronda la línea de gol. A esa altura del partido (nunca mejor dicho), yo anhelaba con fervor despertarme, pero todavía me faltaba escuchar cómo la tribuna a mis espaldas me gritaba unánimemente: traidor, vendido, cuánto te pagaron y otras menudencias.

En los últimos tiempos mis aventuras nocturnas han siso invadidas por el cine. No por el cine de ahora, tan venido a menos, sino por el de antes, aquél que nos conmovía y se afincaba en nuestras vidas con rostros y actitudes que eran paradigmas. Yo me dedico a soñar con actrices. Y qué actrices: digamos Marilyn Monroe, Claudia Cardinale, Harriet Anderson, Sonia Braga, Catherine Deneuve, Anouk Aimée, Liv Ullmann, Glenda Jackson y otras maravillas. (A los actores, mi Morfeo no les otorga visa.) Como ve, doctor, la mayoría son veteranas o ya no están, pero yo las sueño como aparecían en las películas de entonces.

Verbigracia, cuando le digo a Claudia Cardinale, no se trata de la de ahora (que no está mal) sino la de La ragazza con la valiglia, cuando tenía 21. Marilyn, por ejemplo, se me acerca y me dice en un tono tiernamente confidencial: «I don't love Kennedy. I love you. Only you». Sepa usted que en mis sueños las actrices hablan a veces en versión subtitulada y otras veces dobladas al castellano. Yo prefiero los subtítulos, ya que una voz como la de Glenda Jackson o la de Catherine Deneuve son insustituibles.

Bueno, en realidad vine a consultarle porque anoche soñé con Anouk Aimée, no la de ahora (que tampoco está mal) sino la de Montparnasse 19, cuando tenía unos fabulosos 26 años. No piense mal. No la toqué ni me tocó. Simplemente se asomó por una ventana de mi estudio y sólo dijo (versión doblada): «Mañana de noche vendré a verte, pero no a tu estudio sino a tu cama. No lo olvides». Como voy a olvidarlo. Lo que yo quisiera saber, doctor, es si los preservativos que compro en la farmacia me servirán en sueños. Porque ¿sabe? no quisiera dejarla embarazada.

De Mario Benedetti, en el libro Buzón de Tiempo



14 comentarios:

SubHatun dijo...

A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.

Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron

A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos

severinne dijo...

Otra pequeña joyita de D. Mario, a mi también me gusta mucho. Pero me ha gustado aún más el comentario de arriba, porque yo también me suicido muchas noches y al día siguiente, o días después, no recuerdo si lo hice realmente y vuelvo a lo mismo: a mis suicidios nocturnos y a mis amaneceres viva. Y me alegro de que ocurran ambas cosas. Tal vez es que el dormir es morirse un poco. Pero solo un poco, ¿sabe usted?

elcamaleón dijo...

Yo soy obsesiva con un mismo sueño,siempre el mismo,cada año..cada mes...cada semana..cada día..cada hora..cada minuto..cada segundooooooo

!!! DEJAR DE TRABAJAR !!
!! SIN MARIDOS !!
!!SIN HIJOS !!
!!SIN PAGOS !!
!!SIN NAVIDAD!!AJAJAJAJAJAJA

SubHatun dijo...

Cama.... esa risa histérica de total enajenación ha sido... genial...

Severinne, quien quiera que duerma a tu lado, y te pierda, aunque solo sea por unas horas, sin duda debe tener ganas de suicidarse por el dolor y el vacio de tu ausencia... eso si, verte de nuevo viva y despierta, no puede sino resucitarte

severinne dijo...

Creo que nunca me han dicho algo tan bonito, blogue. Aunque sea mentira, gracias, porque me has alegrado el día y todos los días de mi vida que lo recuerde.
Qué afortunada la persona que esté a tu lado, y qué afortunados, los hatunes y yo, de que tengas un ratito cada día para compartirlo con nosotros.
Ya sabes que siempre podrás contar conmigo.

SubHatun dijo...

¿Mentira? ¿Y que importa? las palabras siempre mienten, pero eso no es lo importante de lo que se dice, cuando se dice algo hermoso, no importa si es cierto o no, lo importante es el esfuerzo de pensar algo hermoso para decir a quien se aprecia y ama, ya que lo que se quiere es hacerla feliz. Y esa intención es lo que de verdad cuenta y no el contenido de las palabras.

para completarlo parafraseare de nuevo a mi querido Mario, cuado dice

"No te voy a contar, por ahora, cuál es el saldo. Para hacerlo, tengo que decírtelo en la cama, desnudo tú y desnuda yo, después de fornicar como Dios manda, mirándote a los ojos para que esos ojos tuyos me vayan comunicando tu respuesta o al menos tu comentario. Todavía creo (te lo dije hace mucho, cuando ya vivíamos juntos pero no habíamos cometido el pecado venial de casarnos) que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas. Las palabras, consciente o inconscientemente, a menudo mienten, pero los ojos nunca dejan de ser veraces. Si alguna vez he pretendido mentir a alguien con la mirada, los párpados se me caen, bajan espontáneamente su cortina protectora, y ahí se quedan hasta que yo y mis ojos recuperamos la obligación de la verdad. Con las palabras todo es más complejo, pero aún así, si las palabras tratan de engañar, los ojos suelen desmentir a la boca..."

Tambien en Buzón de Tiempo. Terapia de Soledad

http://rimestimes.blogspot.com/2007/12/terapia-de-soledad.html

elcamaleón dijo...

Jo seve,que preciosidad ha soltado el del sudfusil (regalaselo mujer)esos piropos son pa enmarcarlos.

Lorielana dijo...

la entrada preciosa, Blogui, el comentario a la entrada tambien precioso, pero con tu permiso me gustaría decir algo de lo escrito por Seve.
Te envidio petarda, eres mágica, hasta en cuatro lineas consigues crear una ilusión. Eres la maga de hatunia. Tienes un don divino. Y lo compartes...que suerte tenemos

alma dijo...

...venía a agradecerle al sub el texto de D. Mario, pero me da pena interrumpir el porno idilio, otro día será;-)
Y espero que me inviteis ;-P

elcamaleón dijo...

Ah,no habia leido la contestación de las palabras mienten.

Siempre he pensado que mienten muchisimo más los silencios.

SubHatun dijo...

Querida Lorie ¿Cómo me ha de ofender que me dejes levemente de lado para halagar a Seve? Si la trayectoria de su espada escribe un poema en el aire cuando blande valiente su espada y decapita a un enemigo…. Todo ella es pura poesía…

Alma, bien sabes que tu nunca interrumpes nada, siempre eres bienvenida.

SubHatun dijo...

Cama! ¿Qué mienten los silencios? no lo sé, quizá mientan, pero no engañan. Los silencios son cobardes pero no mentirosos, o no buenos mentirosos, son las palabras las que pueden mentir, y lo hacen, voluntariamente o, a veces, por no saber expresar o que sentimos, no saber traducir a palabras los sentimeintos... bonita discusión para las 5 de la mañana con 10 gin-tonic encima

severinne dijo...

Blogue, eso es lo que quería agradecerte en mi anterior comentario: que no importa si es verdad o mentira, que las palabras son eso, palabras, que lo que verdaderamente me ha emocionado es tu intención de ponerme una sonrisa en la boca y de conseguir que hoy para mi sea más bonito el día.
Y lo has hecho, y cómo lo has hecho.
Qué grande es tenerte al lado.

Lorie, tu siempre me miras con buenos ojos, preciosa.
Alma, ¿cómo no invitarte?
Cama, ya lo he guardado.
:D

DarkStar dijo...

Madre mía... Como está el banco de hatunes... Revolución total. ¿Pero esto no pasaba en primavera?

Me alegro hatunes de que os gusten ese tipo de escritos. Os recomiendo a Alessandro Baricco. y luego me comentáis.

Besos Cariñosos.