viernes, 31 de julio de 2009

VACACIONES


Hatuncillos y hatuncillas


Me voy un par de semanas de vacaciones, así, que salvo alguna extraña ocasión, no entrare por aqui ni por ningún lado del ciberoceano.


Ire a hacer recuento de hatunes allá en el Atlantico Costalucense, Territorio de la Unión de Hatunia desde su fundación


Muchos besos y abrazos a todos


Se os quiere

por ahí andaré

jueves, 30 de julio de 2009

GENTUZA DE MIERDA

Es lo que mejor define a esta chusma.

martes, 28 de julio de 2009

El comienzo del Camino



!Muy buenas Hatunes!

Escribo esta entrada para (re)informaros de que parto para Santiago (y luego para Finisterre) y por lo tanto estaré fuera un tiempito.

Espero que este Camino no solo sea dar una pedalada después de otra y llegar, espero que me haga sentir todas esas cosas que la gente dice sentir, y espero que me haga crecer como persona, madurar.

Aunque quizá debería esperar menos… Y plantearlo de otra forma.

Prometo dar cada pedalada con ilusión y una sonrisa en la boca (incluso en las más difíciles cuestas), prometo disfrutar todo el Camino, sorprenderme a cada curva, gozar de cada uno de los parajes que se presente en mi caminar. Prometo llevar el corazón rebosante de amor y cariño que regalar, para recibir todo aquello que el Camino quiera regalarme. Prometo lavar mis ojos y verlo todo con inocencia, prometo escuchar todo como si nunca lo hubiera escuchado.


Deseo dejar atrás rencores absurdos y miedos sin sentido. Quiero lavar mi mente y mi espíritu y creer en la bondad de la gente sobre todas las cosas.

Así mismo me comprometo también a aprender todo aquello que se me dé para aprender, tanto de otros Peregrinos como de lugareños, respetar culturas y empaparme de la sabiduría de gente más sabia que yo.

Lucharé para no rendirme, para no caer en la autocompasión por mis ampollas, mis agujetas y mi cansancio, porque ante todo soy una Hatun y he de dejar el pabellón bien alto, como Hatunia merece. Enarbolando un lápiz de ojos o de labios (llevado expresamente para la ocasión, como manda la tradición Hatuniana) exploraré y conquistaré todo territorio en el que me encuentre, para gloria y honor de nuestro pueblo.

Por encima de todo, más que nada, quiero aprender, Aprender y APRENDER.

En definitiva, Hatunes, daré lo mejor de mí misma, y el Camino dirá si es o no suficiente, y allí veré si soy lo que quiero ser, pues es en los grandes retos cuando uno se descubre a sí mismo.

Os echaré de menos amigos, tendré al menos un pensamiento al día para vosotros. Y sea cual sea la conclusión de mi viaje, estaré deseando compartirla con vosotros.

Vuestra que os quiere,


DarkStar

Barredora Oficial de Hatunia

Peregrina del mundo


domingo, 26 de julio de 2009

BEATUS ILLE



Que descansada vida
la que huye del mundanal ruido
y sigue por la escondida
senda por la que han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido


Decía Fray Luis con sabiduría incuestionable hace siglos…Yo le hice caso y aunque el mundanal ruido se obstinó con manifiesto hijoputismo en seguirme allá donde fuera, en forma de turistas escandalosos con atuendos imposibles y camiones con material de obra para una carretera demente, lo he pasado muy, muy bien.

He plantado y cuidado flores, en pago de una vieja promesa hecha al blogue en la cual le aseguré que la pelirroja Marian y yo aprenderíamos jardinería:










A mí las margaritas me recuerdan a Lorielana...por ella y por Lili estuve a punto de ser clemente con el inquilino improvisado que se instaló en esta y con toda su familia de okupas gorrones, que las visitaban con mucha mayor frecuencia que a los geranios rojos de Aratz, por ejemplo...pero al final siempre los desalojaba de malos modos, como dumpties cualesquiera que son. A este como me miraba con cara de no me abandones, él nunca lo haría (el lema de un anuncio viejísimo que ni Dark ni Kelna recordarán por su irritante juventud, pero que los demás si recordamos, salvo los que estén demasiado mayores, claro, y vayan perdiendo la memoria)...pues eso, que como me miraba así, le hice la foto y le sacudí un alegre escobazo sin muerte.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto


Decía también el poeta, y también he descubierto el increible sabor de las lechugas que siembra y riega uno mismo, y he pensado en los hatunes a dieta,que cuando me fui eran Cat y Carlitos, pero estais todos invitados:




Como soy una chica de costumbres, también he salido a robar cerezas. Lo hago por respeto a la tradición, porque en realidad las cerezas no me gustan, y porque de paso localizo las avellanas y las nueces que robaré en el otoño.




Con las nueces pienso preparar deliciosos bizcochos de los diez dias, para obligar a Carlitos a abandonar esa pésima costumbre de hacer dieta si para entonces persiste en el error.

También he salido a recoger té, si té. Como Presidenta del tribunal de la Santa Hatunación decreto que se admite e incluso se recomienda vivamente su consumo . Es una variedad conocida como té de la peña de olor y sabor deliciosos que posee incontables propiedades entre las cuales digamos que sirve como excitante y como relajante a la vez...o eso dicen. En cualquier caso está buenísimo y como hay tantos poleistas encubiertos y declarados , pues quería ofrecerles una salida honrosa. Espero que lo disfruteis todos, sobre todo Ulises.

Se puede y se debe consumir este té y ningún otro infecto yerbajo (pts, Seve, yo no lo he probado pero también dicen que este té admite de maravilla el whisky). El te de la peña es una hierba bonita, ved:



Por si mis palabras irritan o atacan a mi hatuniente, haré una excepción con él y como chica prevenida vale por dos, para él también he traido tila




He hecho más cosas; vaciar un desván fabuloso donde he encotrado pequeños pero poderosos milagros, como algunas viejas cartas de amor que combinan una preciosista y elegantísima caligrafía humanística con delicados sobres de avión y los mayores disparates hatunicos, a la altura de lo que nuestro amado Pentapolín espera de nosotros...y lo mejor de todo:

Hoy cuando ya estaba preparada para volver, en el último paseo me he encontrado a mi misma: un buho ladrón, pescado en una red como un hatun, cuando intentaba sin exito acceder al peral que la red protegía.

Ha sido una suerte pasar por allí y que mi santo lo liberase. Se ha ido volando, pero creo que nos ha dado las gracias. A qué estoy guapa?



Me olvidaba de decir, que entre todas las cosas que he hecho, también os he echado de menos.



J.J. CALE

Genial músico de Tulsa , Oklahoma, adorado y reverenciado por Marck Knofler, Eric Clapton o Neil Young, en los que tubo una notable influencia, especialmente es su modo de tocar la guitarra.

Siempre huyo de la fama y el reconocimiento, pese a ello, su sonido único, fusión de blues, country, rocabilly y jazz ha llegado a todos con sus canciones, interpretadas por y por otros como Clapton, Lynyrd Skynyrd

jueves, 23 de julio de 2009

¡AIBALAOSTIA! SPRINGSTEEN PUES


"The Boss" viene este domingo a Bilbao, en la Catedral del futbol, San Mames, ante 36.000 bilbainos, en una de las contadísmas ocasiones que se abre el estadio para un concierto, si no recuerdo mal, solo han actuado los Rolling Stones y Pavarotti... todo un honor para Bruce actuar en Bilbao, lo que, como bien es sabido, es un honor para cualquier artista, y que sea por segunda vez es su confirmación como una estrella del Rock.

Vuestro querido y amado Subcomandante le hará el favor de ir al campo a darle mi apoyo moral, sin el que su éxito no seria tal, cuando acabe imagino que ira a tomar unos txikitos y a cantar bilainadas aibalaostia, como debe ser...

Lo sé, me teneis envidia, pero que se le va a hacer, estas son las ventajas de vivir en el centro del universo intergaláctico

Ladies and gentlemen, Bruce Springsteen and the E Street Band y la ostia pues!

miércoles, 22 de julio de 2009

THAT'S ROCK&ROLL

Jerry Lee Lewis, The Killer (el asesino), junto a la "Killer Band" de Tennesse, tocaron anoche en Barakaldo... Alli en el escenario habia un venerable viejecito que acompañaba a la banda durante la primera parte del conrcierto de puntualidad suiza, una hora justa de actuación...

Pero de repente, empezó a tocar sus clásicos, Sweet Little sixteen, Whole Lotta Shaking, Great Balls of Fire, y clásicos de otros, como Johnny B. Goode....

Y ese venerable anciano transmutó en el mismisimo lucifer tocando Rock&Roll, y a modo de tridente, su piano...

Long Live Rock & Roll....

1957



2009


LOS CALCETINES ASESINOS


LOS CALCETINES ASESINOS

Sentado en una de las banquetas de la cocina, tatuado con esa expresión de agotamiento del recién levantado, el codo apoyado sobre la mesa y la cabeza reposando sobre la palma de mano, intentaba contar los infinitos giros, a diestro y a siniestro, que el tambor de la lavadora ejercitaba a ritmo de aeróbic. Totalmente hipnotizado, con la mirada puesta sobre el ojo de buey de la máquina no presté ninguna atención a la salida del café; a pesar de que la cafetera, una de esas de toda la vida, me avisaba lanzando al espacio bocanadas de vapor.

Un calcetín, a punto de quedar sumergido bajo una ola espumosa, cruzó una mirada conmigo; no sé, a ciencia cierta, si pidiéndome auxilio o maldiciéndome por haberle metido en aquel artilugio rotatorio. Tuve que apartar la mirada. Me levanté a retirar la cafetera del fuego y me serví un café, sin perder de vista a la lavadora, mirándola de reojo, a hurtadillas.

Deposité dos cucharadas de azúcar y, como un autómata, comencé a dar vueltas al ritmo que me marcaba la lavadora. De entre la espuma surgió una camisa de cuadros rojos y verdes, retorcida por los continuos giros. Las arrugas le daban un aire de ferocidad terrible y los ríos de agua que discurrían por ellas se asemejaban a las babas de las fieras que tienen a su presa al alcance de sus fauces. En un décima de segundo se tragó al calcetín. La escena me sobrecogió, apuré el vaso de café con el fin de recuperarme, pero nada, seguía allí, hipnotizado esperando el final del lavado.

Me pareció oír un grito de auxilio, un sinfín de calcetines nadaban en ayuda de su hermano. Rodearon a la camisa, y se lanzaron a un feroz ataque mordisqueándola sin parar. Un relé se activó originando un salto del programa de lavado. El nivel del agua y espuma fue bajando a medida que la electroválvula de achique ejecutaba su labor. El programa de lavado acababa de llevar a cabo su penúltima operación, el motor se aceleró, la lavadora parecía intentar saltar, yo seguía con la mirada fija en la puerta transparente y circular de la lavadora. El tambor comenzó a girar dejando ver a través del cristal de su ojo de buey un amasijo de ropa de distintos colores.

Los calcetines guerreros habían desaparecido, quizá devorados por la camisa de cuadros rojos y verdes.

Recordé la fórmula de la fuerza centrífuga: “La masa por la velocidad al cuadrado partido por el radio de giro”. “He ahí un ejemplo práctico de la jodida fuerza”- me dije – mientras seguía sin apartar la vista de la lavadora. El centrifugado había actuado como fuerza de paz entre los calcetines y el resto de la ropa de color. Al cesar el secado, un calcetín herido de muerte cayó sin vida desde la parte superior del tambor de la lavadora hasta el fondo del mismo. Allí, inmóvil, agotada por el fragor de la batalla permanecía la maltrecha camisa de cuadros rojos y verdes, apenas se inmutó. La colada había concluido.

Me levanté de la banqueta como un robot, deposité el vaso de café en el fregadero. Luego, abrí la puerta de la lavadora para sacar la ropa y tenderla en la terraza a la espera de un secado perfecto. Un olor, mezcla de aromas de suavizante y detergente biodegradable, se adueñó del umbral de mi sentido del olfato y del habitáculo de la cocina. A ciegas, intentando dar con la camisa de cuadros rojos y verdes palpe entre la ropa húmeda, la textura del tejido me indicó que ya era mía. Intenté sacarla, no pude. Probé de nuevo, fue imposible.

Me agaché hasta la misma boca de carga para ver cual era el problema, justo en el momento en que mi cabeza se adentraba ligeramente en la cavidad de la lavadora, el ejército de calcetines negros, marrones y azules se abalanzó sobre mí pegándose a mi rostro como verdaderas sanguijuelas. A manotazos traté de quitármelos, fue imposible. Totalmente histérico emprendí, a lo largo del pasillo, una vertiginosa carrera, arrancándome de mi cara los malditos calcetines y estrellándolos con violencia contra las paredes del corredor.

Al llegar a la puerta de acceso al piso caí sin sentido y desangrado, un calcetín marrón me había clavado sus incisivos en la yugular.


martes, 21 de julio de 2009

EL MAESTRO IMPARTIÓ DOCTRINA



Un concierto no es igual a otro concierto. Del albino bluesero y de los jefes de la tribu ya hablamos en su día. Lo de AC/DC fue una descarga eléctrica de 240 voltios. The Who, 240 ml de adrenalina en vena. Los Stones, 240 centímetros de llamas del infierno. The Police, 240 centímetros de salto. Knopfler, 240 toneladas de clase (si es que la clase se puede medir). El Boss, 240 momentos inolvidables. Jethro Tull, 240 mariposas en el estómago… Así podríamos seguir, pero no es plan de aburrir al personal antes de tiempo.

El caso es que ver a John Mayall & The Bluesbreakers era algo muy especial para mí. Como los anteriores, diréis, que para algo son estrellas. Sí… y no. Tal vez no sea el más dotado, el que tenga una mayor colección de éxitos o una discografía más variada. Pero todo eso me da exactamente lo mismo. John Mayall es GRANDE porque el tío es auténtico. Hace lo que quiere. Desde siempre. Disfruta de su pasión por una música que a falta de hallarse en sus genes, mamó desde bien temprano. Porque, o mucho me equivoco, o antes de agarrar el primer libro se cayó con todo el equipo, como si de Obélix se tratara, en ese caldero de “tristeza azul”, esa que llamamos “el blues”. La marmita no contenía en este caso poción mágica, sino que consistía en un tocadiscos y una colección de discos que abarcaba desde Robert Johnson, el padre putativo de todos ellos, hasta los tres reyes (B.B. King, Albert King y Freddy King), pasando por
Big Bill Broonzy, Otis Rush, Willie Dixon, T-Bone Walker, Sonny Boy Williamson, Elmore James y Muddy Waters, entre otras cientas gargantas negras curtidas por el bourbon y el tabaco de mascar. Una pena que dicha colección se viera menguada por el fuego que devastó hace no tanto su mansión de California.

Criado en Cheshire, Mayall amó esta música en los años en que los británicos se dividían entre seguidores del swing interpretado por las big bands, la música tradicional y la sinfónica pongamos por caso del gran Vaughan Williams. Escuchar en la Gran Bretaña tardoimperial música de negros, comprenderéis que no era lo mejor visto. Pero a Mayall y a un grupo de entusiastas eso les daba igual. El propio Mayall, Alexis Korner y Graham Bond después de la WWII alimentaron espiritualmente a una extensa camada de cachorros hambrientos de blues. Porque para los jóvenes que vivían en aquel imperio ya sin lustre y en franca decadencia, con los efectos de la guerra visibles aún en las calles y con el descreimiento marcado a fuego en las miradas de los viejos que habían visto el cadavérico rostro de la guerra y de los fanatismos patrioteros, el blues no era medicina, pero sí al menos un buen purgante para sacarse los demonios de encima. Por lo menos mientras lo tocaban.

En este ambiente, Mayall sabía exactamente lo que quería. Vivir de la música que le gustaba. Ni más ni menos. Nota a pie de página: ¿quién tiene arrestos para atreverse a decir eso a día de hoy? El caso es que el tipo tenía un gusto exquisito, equilibrado, aunque en caso de verse obligado a elegir, decantando el peso de la balanza claramente hacia el lado del blues de Chicago. Eléctrico y más agresivo que el del delta del Mississippi. En esa dinámica lanzó su proyecto musical, los Bluesbreakers, partiendo de lo más bajo: garitos, pubs, aulas de la universidad… cosechando con el boca a boca sus primeros éxitos. A partir de ahí, el primer álbum. Y con el segundo, Eric Clapton a la guitarra. Clapton, que se había largado de los Yardbirds porque aquellos estaban arrimando la nave demasiado a las costas del pop y alejándose del “azul” océano, buscaba un purista. Y a fe que en Mayall encontró a uno de los suyos. Mayall le enseñó a Clapton una gran parte de lo que hizo que se le empezara a venerar. Lo otro lo puso el chiquillo de su cosecha: talento a espuertas, una mano en absoluto lenta y una Gibson Les Paul conectada a un amplificador Marshall, sintonizado a todo trapo. A Clapton se lo llevó de los Bluesbreakers la fama. La misma que alcanzaron tras él Peter Green y Mick Taylor. Y John McVie. Etc, etc, etc. Pero a aquellos pupilos que se pasaban de la raya, como fue el caso de Mick Fleetwood, Mayall los echó por borrachos, drogadictos y poco profesionales. El tito John no se anda con tonterías. Para flipar ya está la música y no hacen falta aditivos.

Y eso precisamente, flipar, es lo que hice el sábado en presencia de este gurú del blues. 75 años le contemplan; ahí es nada. Ya me gustaría a mí tener un abuelo así. En el festival de blues de Hondarribia que acogió su actuación el pasado sábado, la gente lo recibió con aplausos y a grito pelado, a sabiendas de su peso en la escena musical, aunque escasísimamente reconocida con respecto a sus méritos hasta no hace mucho y aún no en la medida que le corresponde. Mayall, a sabiendas de que la gente quería una buena ración de blues, tomó su txapela que lo acredita como merecedor del premio de este año, dijo tres palabras y se lanzó a lo suyo. A tocar.




Multiinstrumentista, Mayall dio un recital de armónica y teclados. Empezando con Another man, del album con Clapton. Y lo cierto es que el tipo conserva la voz rasgada que este estilo demanda. Le siguieron sendos temas de Sonny Boy Williamson gracias a los cuales el viejo zorro se metió al público de golpe y porrazo en el bolsillo. Los poderes del teclista Tom Canning y del contundente Jay Davenport a las baquetas habían hecho lo suyo. Pero quiénes me intrigaban mucho eran sus nuevos compinches: guitarrista y bajista. Porque el hecho de que te pegue un telefonazo el viejo Mayall es sinónimo de tener talento. La interpretación de Hideaway, la tremenda canción de Freddy King que encumbrara a Clapton, así me lo corroboró. Rocky Athas, un clon de Gérard Depardieu, mostró su dominio de todos los palos del blues a través de sus doce compases e hizo las delicias del personal allí presente, que luego volvió a prodigar en su versión de Have you heard, con su Stratocaster blanca llorando arpegios uno tras otro junto al puerto de Hondarribia. Mayall también se colgó la guitarra al hombro para acompañarlo en una aventura pseudo-country de corto recorrido y así relajar un poco el ambiente antes de lanzarse a una improvisada cabalgada de scatting en su composición Chicago Line, para la que contó con la cobertura de las gargantas y palmas de los asistentes que abarrotábamos la Venta.



La mítica Room to move, que no podía faltar, cerró el concierto, con el maestro deleitándose en caldear más aún, si cabe, el ambiente. Y si él lo incendió, los solos de sus pupilos hicieron derretirse literalmente el escenario. El bajista Greg Rzab (sí, está bien escrito), demostró tener impresa su foto en el diccionario junto a la definición de “virtuoso”, además de ser un cachondo y un grandísimo hijo de puta. Porque si lo del guitarrista y el teclista había sido para alucinar, lo suyo al bajo no tenía nombre. La palabra "genial" se queda corto. Para el único “bis” de la velada, Mayall echó mano del “Beano” una vez más, con All your love de Otis Rush. Broche de oro, que se dice en estos casos y que se cumplió para el que aquí nos ocupa.

80 minutos de recital que se nos hicieron muy cortitos, pero que para corresponder a un concierto gratuito y con el mejor sonido que he escuchado en mucho tiempo, no estoy muy seguro de estar en condiciones de pedir más aún. Si acaso me siento en la obligación de dar algo a cambio. De dar las gracias a los hados que me han permitido disfrutar de este raudal de emociones que aún hierven en mis venas al escribir estas líneas.

viernes, 17 de julio de 2009

Eráse una vez, en una ciudad imaginaria...

...una fiesta que cada año arrastra a la gente hacia ese vacío entre Zaragoza y Valencia que llaman Teruel.
Empecemos por el principio: dicha fiesta, conocida como Ferias del Ángel, Vaquilla del Ángel o más comunmente "Vaquillas" dura en realidad tres días (Sábado, domingo y lunes), pero como hay que ir calentando motores, una semana antes empiezan las ferias.
Estas se basan en montar unas cuantas atracciones, y junto a ellas, un recinto donde durante toda la semana hay conciertos (Estamos hablando de Teruel, así que no imagineis grandes conciertos).
Y así va pasando la semana, con la gente cada vez más ansiosa, hasta que a falta de un par de días para el inicio real, empiezan a aparecer lo que denominaremos como "estructuras vaquilleras". Esto son, básicamente:
1. Los chiringuitos (o puestos de venta ambulante). Es fácil encontrarlos, sólo hay que seguir el olor a churros, gofres y kebab.
2. Las peñas, que empiezan a montar las carpas, escenarios y barras.
3. Los campings improvisados. Como el camping más cercano está a unos 7 km, cualquier lugar con un poco de césped es bueno para acampar.

Y ya, por fin, el viernes empieza la fiesta (que sí, que sí, que oficialmente es el sábado) que de momento, consiste en entrar al centro y disfrutar del ambiente, siempre acompañado de música, sea de la charanga o de las orquestas.
Llega el sábado, en el que la ciudad aparece desierta. ¿Por qué? Porque el sábado comienza todo realmente, y después de comer la multitud se concentra alrededor del torico, esperando el momento. Esto es: el alcalde da el pregón en la plaza de la catedral, el Vaquillero del año toca el campanico, se entrega el pañuelo a quién le toca llevarlo hasta la fuente, y una vez allí, el/los elegidos suben hasta alcanzar el torico y le ponen el pañuelo, dando así el comienzo a la fiesta. ¿Y después del pañuelico qué? Pues después fiesta, bastante parecida a la del viernes pero con mucho mejor ambiente.

Y amanece el domingo, y es por todos sabido que hay que madrugar para comprar el regañao, así que lo mejor es no dormir. Por la tarde, hay toros, pero no se va a la plaza a verlos, se va a merendar el regañao que compraste por la mañana al son de las charangas.
Después de esto, los forasteros empiezan a desaparecer (la leyenda dice que el lunes se trabaja en el resto de España).
Y ya de madrugada llega una de las cosas más antiguas de la Vaquilla. A partir de las 5:00 salen uno tras otro los toros desde la plaza, cruzando el viaducto, hasta el centro.
Cuando esto acaba, se suele ir a dormir, pero la ciudad no se queda desierta como el sábado. ¿Por qué? Porque por la mañana hay vaquillas ensogadas para los niños, y claro, siempre hay un abuelo dispuesto a acompañarlos. Por la tarde, los ensogaos son toros, pero si no te gustan, siempre puedes hacer muchas otras cosas, como dar un paseo en barco.

Y así, con la quitada del pañuelico por la noche, y la traca, acaban las fiestas, suerte que existe el Martes de Vaquillas, aunque claro, éste sólo es fiesta si tu jefe es majete.








Así que, esto son las Vaquillas, como se aprecia, fuente de inspiración para obras de arte, y creadoras de pequeñas historias, como la del carrito de Eroski que apareció abandonado el martes, y que no tendría nada de extraño de no ser porque en Teruel no hay Eroski. Pero por si yo no le he dado la suficiente emoción, aquí os dejo un vídeo que seguro que sí lo consigue.

miércoles, 15 de julio de 2009

CALENTANDO MOTORES


Mañana comienza en Hondarribia, un precioso pueblecito pesquero de Gipuzkoa, una nueva edición de su festival de blues. Este año con tipos de talla internacional, incluido uno de mis ídolos musicales como cabeza de cartel para el sábado 18/07/09. Uno de los padrinos del blues, de los que más ha hecho por un estilo de música que en su momento era absolutamente suburbial. Auténtico maestro y entrenador de músicos: tal es así que, cuando se le iba uno bueno, contrataba a otro que no le hacía sombra... 100% profesional y trabajador incansable desde los primeros '60. Por su grupo, los Bluesbreakers, han pasado músicos de la talla de John McVie, Jack Bruce, Andy Fraser y Larry Taylor al bajo; Mick Fleetwood a la batería, y sobre todo con él se han forjado a sudor y fuego guitarristas de leyenda como Don "Sugarcane" Harris, Mick Taylor, Peter Green o el mismísimo Dios. ¡Alto voltaje!

Me refiero al único Padre Blanco del Blues:
John Mayall...



... en cuya discografía se encuentra esta joya, que es una de las piezas más preciadas de mi colección particular.


Como muestra un botón, con Clapton a la guitarra en la época en que se pintaba esto en las calles de Londres:

martes, 14 de julio de 2009

APOLOGÍA DEL DESAYUNO

Hasta hace bien poco tiempo reconozco para mi oprobio que no practicaba el noble arte de desayuno más allá de la lógica obligación en edad infantil. Y si alguna vez en edad de merecer quebraba mi rutina, el desayuno no tenía lugar a horas normales. Digamos que tal vez me levantaba, siendo autoindulgente, a las 13 horas, y seguidamente me plantaba entre pecho y espalda un poco ortodoxo plato de lentejas recalentadas que habían sobrado el día anterior, seguido de un yogur o una pieza de fruta. Más tarde, a eso de las ocho de la tarde, cenaba algo ligerito y santas pascuas. Habrá quién entienda esto como la antítesis de toda dieta. No seré yo quién lo discuta. Pero olvidan quiénes realizan tales apriorismos que algún bien, algún provecho oculto debe haber para cometer tal aberración alimenticia. Elemental. De hecho, el placer oculto es un bien supremo. Uno de los más grandes de los que uno puede gozar: anidar durante unas horas más, o minutos en su defecto, en el regazo de Morfeo. Disfrutar cuál niño de teta entre edredones y almohadas. “Schlummern”, que dicen los teutones muy sabiamente. Palabra maravillosa que describe esa sonrisa de plena felicidad de, por ejemplo, el hijo de la Bellucci después de pegarse un edípico atracón, con los ojitos cerrados asomando por entre las sábanas y la mente descansada sobre la almohada de plumas. Ahora bien, un placer a menudo nos priva de otro. Epicuro, aquel sabio griego, sabía que en ocasiones es preciso renunciar a un placer si con ello prevemos obtener uno mayor. Incluso hay ocasiones, predicaba, en las que incluso uno puede acceder a pasar las de Caín con tal de alcanzar el ansiado fin. Todo esto, por supuesto el viejo hedonista lo aplicaba no solamente a los placeres terrenales, como muchas veces se le adjudica, no sin una buena dosis de malicia. Pero lo cierto es que aplicado a los placeres terrenales, uno habitualmente observa los resultados mucho antes que a los espirituales. Consejo práctico: nunca hay que prestarse al sacrificio de horas de sueño. Si acaso sacrificad la afición por trasnochar, mis queridos búhos. Dormir es vital, precisamente porque esa pequeña muerte hace que cojamos la vida con más ganas. Entiéndase "coger" a la argentina.
Para reducir en parte el culto desaforado que algunos rendimos a Selene, nada como emprender un viaje. Uno de esos casos en los cuales uno paga el peso del desayuno en oro. A la fuerza ahorcan. De ese modo, uno siente un despertador interno que ejerce la mayor de las coerciones para abandonar el catre. Y en efecto, el resorte interno salta de inmediato. Ducha, cepillado de dientes y a vestirse. Aunque sea de mala gana. No obstante, el beneficio es inmediato. Nos recibe un espectacular zumo de naranjas valencianas recién exprimidas y müsli suizo con leche fría. Leche entera, de la que sigue sabiendo a leche de vaca. Suiza, frisona o gallega. A esto siguen un par de tostadas de pan recién horneado untadas con purísima mantequilla, por ejemplo asturiana. Mantequilla de la que engorda pero que no es ni de lejos tan maléfica como nos quieren hacer creer los despiadados gurús de la alimentación del S. XXI. Y después del primer unto, un segundo de mermelada amarga de naranja. ¿Amarga? Deliciosa. Un huevo pasado por agua nos revela su ternura al clavarle cruelmente la cucharilla, sangrando su yema fundida que a gloria sabe. Y ahora una suerte de segundo plato nos espera, con sendas lonchas de tocino ligeramente hechas a la plancha, champiñones y unos tomatitos “cherry”. ¿Por la mañana? A primera hora. Y por supuesto una taza o dos o tres del glorioso Earl Grey de Twinings, elaborado a partir de las mejores hojas de la India y Ceilán. Si a todo esto sumamos la tibieza del aire en una terraza, el resultado es digno de ser probado alguna vez en la vida. De hecho, se me ocurren pocas cosas mejores, y ninguna de ellas es apta para menores.
Y lo mejor de todo es que, con un poco de suerte, el reloj aún no habrá dado las 9 de la mañana, con lo cuál el día se presentará ante nosotros con sus infinitas posibilidades. Y dicho esto, ahora que cada cuál haga con este consejo como con las lentejas recalentadas: si os las coméis bien y, si no, también.

viernes, 10 de julio de 2009

Aniversario de hatunia

Hoy hace un año que los hatunes decidimos migrar del foroloco (foropático, forúnculo en sus diversas versiones) y crear nuestro propio refugio, refugio de “pandilleros”, que dirían algunos.

Durante este año hemos viajado por los mundos de los humanos (a veces montados en un Audi rojo prestado por una rubia siliconada), hemos visitado Galicia, Andalucía, Marruecos, los montes de León, Caledonia (al completo), las Francias, Extremadura, Portugal, Noruega, Euskadi, el New York de Sinatra, Croacia,..., lugares que quedan todos ellos en las afueras de Bilbao (nos falta Teruel, pero es que Teruel no existe); hemos compartido Música (con mayúsculas y acento en la u) de diversos estilos y de varios festivales de música; hemos celebrado nuestras fiestas patronales, aunque sigamos aguantando las herejías de los que profesan devoción a San Rafael, a San Poleo o San Mate.

Hemos disfrutado de cuentos y relatos, y nos hemos tomado unos tequilas y unas cervezas en el Sinaloa, (para las peques, la camarera pelirroja siempre tenía un chocolatito caliente); hemos compartido a Neruda, a Benedetti, a Lorca o a Alberti (Lorielana ha compartido el Cosmopolitan, su revista/lectura preferida, y Catiti sus documentos ultrasecretos); hemos cocinado, con más o menos éxito, esas recetas que nos gustan (a los inútiles de la cocina siempre nos quedará la lata de calamares).

Hemos disfrutado de Ford, de Tati, de Wilder, de Huston, de Lubitsch,…; hemos compartido a Matisse, a Monet, a Tiziano a Arcimboldo, a Leonardo, a Rafael…; y sí, hemos compartido y disfrutado mucho, porque eso es lo que nos da nuestra esencia hatuna, compartir y disfrutar.

Y aunque por el camino se hayan extraviado algunos hatunes (por experiencia digo que el camino de regreso siempre es fácil de encontrar), también se han ido incorporando algunas rezagadas, a las que la migración les pilló lejos de Babia, y algunos alevines que llegaron durante este año.


jueves, 9 de julio de 2009

AVE MARIA



Schubert



Verdi




Gounod

lunes, 6 de julio de 2009

¿Multas a un Bilbaino?