sábado, 25 de abril de 2009

HORIZONTES LEJANOS

No encontraba título para esta entrada, y el que resultaba más obvio, me sonaba mal. Quizá a ciertos distribuidores en España les había sucedido algo parecido allá por 1952, cuando bautizaron una obra maestra de Anthony Mann precisamente como Horizontes Lejanos . No quiero discutir aquí sobre la conveniencia de traducir de un modo aparentemente tan arbitrario los títulos de obras tales como el ya mencionado film o la pieza teatral El jardín de los Cerezos. La obra de Chéjov, en realidad debería titularse, ateniéndonos a la correcta traducción del ruso, "El jardín de los guindos". Pero aunque es de suponer que eso de los guindos no sonará mal para alguien nacido en San Petersburgo, en la lengua de Cervantes ganan con claridad los cerezos, además de la bella estampa que componen en nuestro imaginario. Acerquémonos un poco más a esos horizontes todavía lejanos. En el original: "Bend of the river", traducible como "El meandro del río". La película, además de ser una obra cumbre del western, es una de las pocas películas perfectas que se han hecho en la historia del Séptimo Arte. Jimmy Stewart compone el personaje de un hombre atormentado por su pasado que conduce a unos colonos por tierras de Oregón, escalando altas montañas y cruzando caudalosos ríos. De hecho, una de los puntos fuertes de la película son sus paisajes, que llegan a convertirse en un personaje más de la historia.
Horizontes lejanos... Agua, cielo y montaña. ¿Es el agua o es el cielo, el que rasga la montaña en dos? Quién sabe. La montaña es un lugar casi mágico. Ésta, concretamente, se llama Peña Orduña, y se encuentra emplazada entre las provincias de Álava, Vizcaya y Burgos. Merece la pena aprovechar un día de asueto para seguir el cauce del Nervión corriente arriba, por el cañón de Délica. No en verano, cuando aquello no es más que un pedregal. En época de deshielo y lluvias, por contra, la cosa cambia por completo. En contrapartida, lógicamente habrá que acudir bien pertrechado para mojarse uno lo menos posible y a sabiendas de que será preciso vadear su curso con frecuencia. Así sucede al menos en abril, cuando parece que el agua brota de la caliza, como si de una esponja mal escurrida se tratara. La montaña puede jugar malas pasadas a los intrusos, pues tan pronto luce el sol como cae un chaparrón de padre y muy señor mío. Pero en ciertas ocasiones se agradecen estos cambios de humor del Señor de las Montañas, llámese este Rübezahl o Basajaun, ya que esos cambios de tiempo permiten ver en un día, dos o hasta tres entornos diferentes en un solo punto geográfico. Es el milagro de la luz. Los meandros se suceden hasta llegar al final del valle. Allí se encuentra una pared de roca de 900 pies de altura por la que se despeña el mayor salto de agua de la vieja Iberia. Se diría que las lamías juegan aquí en el agua del río. Chapotean y se bañan en él, sin mayor preocupación en todo el largo día que peinar sus doradas cabelleras. Corretean y bailan al son de un arpa que tañe basajaun, a quién a cambio permiten recrearse en la contemplación de su elegancia y su eterna frescura, si bien sólo desde la lejanía. Livianas y despreocupadas, viven allí, a salvo de los males del mundo. * De propina por aguantar el desvarío, música. Una pieza de Debussy titulada "Reflejos en el agua".

7 comentarios:

SubHatun dijo...

Que precioso lugar Delika, Orduña, la Peña y toda esa zona.... y toda la sierra de Orduña, en direccion a Izarra donde se junta con el parque Natural del Gorbeia con unos de los bosques caducifolios más grandes de toda Europa...

precioso Kipling.. es cierto que uno intuye a las lamiak y a basajaun rondando cerca cuando se pasea por esos parajes

Pentapolin dijo...

Bonito sitio el que describes, y seguró que lo será.De ello dan fé las imágenes que acompañas.

Lorielana dijo...

Kipling, me encanta que hayas mezclado en una misma entrada dos tipos de mitos, el europeo, el de los bosques y el agua, con ninfas, o lamias y señores de la montaña con otro que es mas nuevo, el creado en las grandiosas películas del oeste. que quizas no sean considerados así, pero que a mi me lo parece. Al margen de como escribas, de la calidad de la fotos, lo que yo veo aquí es un gran, gran amor al cine. Porque una tarde en la montaña da para muchas cosas, pero traer al hilo al taciturno y siempre amado James Stewart...
Gracias, ahora tengo más ganas de recorrer esos paisajes...todo llegará.
Preciosa entrada Kippling. Pero eso no es una novedad.

catiti dijo...

Preciosas fotos, teniente, como siempre y buena entrada, gracias por mostrarnos algo más de tu tierra, tan desconocida para mí.

Penta, qué alegría entrar a leer los comentarios a una entrada y ver tu nombre. ;)

P.D. Kipling, saludos a tu bota, veo que sigue bien XD

alma dijo...

Me gustan mucho las fotos Kip, y también me gusta pensar que cuando las haces de alguna manera las haces para nosotros...También me gusta verte hecho un brazo de montaña :-)...osea que muchas gracias por todo.

Bueno, por todo todo todo pues no. He repasado el texto con cuidado y sigo sin encontrar la necesidad de mencionar a Burgos :-P

lilianne dijo...

Preciosos paisajes, precioso texto, preciosas fotos...Después de leer, ver y escuchar esto, no se que me apetece más, si ir a conocer in situ estos maravillosos lugares, si pedirte una nueva entrada cada fin de semana para deleitarme con ella los lunes, o ir directamente a San Sebastián a darte un besazo.

Kipling dijo...

¡Lili, ya estás tardando!