viernes, 31 de octubre de 2008

HAYEDOS Y MAGOSTOS





Los hayedos y los castaños son el mejor espectáculo de los otoños, mi espiritu hatun pagaría generosamente y sin dudar por esa maravilla, pero además es gratis, un hayedo en esplendor, cuando todo lo que alcanzan a ver tús ojos es un bellísimo collage multicolor del verde al amarillo, del amarillo al tierra y del tierra al ocre y otra vez al amarillo y al verde y al tierra y al ocre y ¿quien creía que había tal gama de marrones si en las pinturas alpino de toda la vida solo hay dos?...
Contemplarlos despacio es una bendición para el alma y caminar entre ellos pisando la delicadísima alfombra de hojas que crujen bajo tú paso en un último y desesperado intento de sumarle la música a su implacable belleza, un lujo para el camino y para el oído del caminante... Sí además tienes la suerte de escuchar cualquier corriente de agua a tú paso, estarás irremediablemente atrapado en el deseo de repetir ese camino una y mil veces...paradójicamente uno escucha con muchísima más claridad sus propios pensamientos...entre ellos suele estar la certeza de que la efímera pero abrumadora belleza de los hayedos en otoño, su música increible, es lo que provoca que los pájaros, celosos, se vayan a otros cielos, no es del frío de lo que huyen, es de su propia envidia ante la magia del bosque de color, ante la manifestación más rotunda y evidente de la belleza.
Ahora los otoños duran poco, lo ha decretado así SanCorteInglés que una vez agotadas las ventas del libros, cuadernos y uniformes pretende que la campaña de navidad comiencel el 1 de noviembre, sin respetar el día de difuntos y termine...bueno y no termine nunca, con el torticero fin de que los que todavía amamos la navidad terminemos por aborrecer cualquier cosa que tenga relacion con ella, pero como el mercado manda y nosotros obedecemos estaremos celebrando el año nuevo por lo menos hasta San Valentín.


Sin embargo, antes de que nos colonizasen las calabazas iluminadas y nuestros niños-y nuestros adultos- chillaran jaloguiiin, jaloguiiin....vestidos de vampiro(acabo de despachar un grupo de enanos feísimos de mi casa diciendoles que vuelvan en carnaval y ya veremos) el día de difuntos era una fecha hermosa en el calendario, acompañar a los muertos era otra de las incontables formas de celebrar la vida...en México, por ejemplo, el día de difuntos se les ponen juguetes a los niños a manera de reyes...y se les cuenta que esos regalos los envían para ellos, con amor, los abuelos que se fueron al otro mundo donde los esperan. Podíamos haber importado esa bellísima tradición pero como no tenemos gusto, optamos por vestirnos de mamarrachos, contar historias de miedo y hacer el canelo sin pudor con el pretexto de halloween.... Y también podíamos haber mantenido las nuestras, hay algunas que superponen el canto a la vida, el culto a la muerte y la exaltación de las cosechas como el Magosto
El término MAGOSTO deriva de magnus ustus, gran fuego o quiza de magum ustum, fuego mágico...en cualquier caso es una tradición viva que hunde sus raíces en un antiquísmo rito celta, el samaín, que celebraba el año nuevo celta con la entrada de la estación oscura y el final de la cosecha...Los Celtas amaban la naturaleza y parece que con gran sabiduría opinaban que la construccion de un templo era perder el tiempo porque nunca podría competir con la belleza de un claro del bosque, asi que las tribus se reunían en el bosque, encendían hermoso fuego en el que asaban los productos de la cosecha reciente, bebía cerveza como hatunes y saludaban el cambio de estación...
El magosto se celebra en Galicia, en Asturias donde se llama maguestu y en todo el noroeste leonés, pero es una fiesta emparentada con otras semejantes de Cantabria, del País Vasco, de Aragón y en definitiva de casi todo el norte peninsular. Con el paso del tiempo la cerveza fue sustituida por el vino de la última vendimia y la estrella del asado pasó a ser la castaña, la reina de los bosques gallegos y bercianos, al hecho de comer castañas en magosto se le atribuía el poder de librar almas del purgatorio, como además son deliciosas, y asadas en el monte, entre hayedos en plenitud y en una fiesta con tú gente son algo que roza la gloria, creo que el Purgatorio estará vacío al menos en sus tres cuartas partes para el 11/11 ( se magosta entre el 1 y el 11 de noviembre) en pocos días el purgatorio habrá quedado desierto cual foroloco.)
Al final de la celebración, los jóvenes saltan las hogueras, que parece ser que tienen como las de San Juan la propiedad de atraer espiritus benéficos, y los niños se tiznan la cara con las cenizas y se persiguen entre sí...quizá haya gente que prefiera que sus enanos recorran las calles y las casas vestidos de monstruos berreando consignas que han oído en la tele, pero a mí me gustaría agradecer desde aquí a todos los colegios que en León y supongo que en muchos otros lugares, siguen celebrando el magosto e introduciendo a los niños en el mundo mágico que la fiesta representa y que por herencia les corresponde.




6 comentarios:

Lorielana dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lorielana dijo...

Alma. Que hermosura. Y de nuevo otro hatun me ha llenado de nostalgia por unos bosques que no conozco y por unas montañas que sólo intuyo. Algún día me escaparé, correré hacia el norte y me perderé entre hayas y castaños. Y quiero hacerlo pronto, me urge el tiempo y me hiere no estar allí.
Aquí, en mi tierra, antes de que se pusiera de moda esa estupidez de fiesta de la calabaza hueca, el día de los difuntos era la fecha que convertía el cementerio en una improvisada primavera, ¡tan lleno estaba de flores para nuestros seres amados! De velas en encendidas junto a los retratos de hermanos, padres o hijos que no estaban. De lágrimas y de mucho, mucho amor. Y también de buñuelos, de huesos de santos y de pestiños. De nueces y castañas.
De esa manera uníamos la muerte a la vida. Con flores y con dulces, junto a velas cuya luz te atraía como a las mariposas. Y que lucían toda la noche, asustándote cuando en la madrugada te levantabas y veías el brillo en la oscuridad
Esta es mi tradición y me niego a perderla. Yo sigo haciendo masas delicadas que frío en aceite hirviendo y luego baño con azúcar, y sigo llevando flores. Y mantengo una mariposa encendida en aceite, por mi amado padre.
Pero, y siendo esta mi tradición, tengo que conocer la vuestra. Porque algo me dice que cuando toco repartir almas, a mi me dieron retazos de dos. Una esta anclada al sur, y la otra quiere correr libre por los montes del norte.

elcamaleón dijo...

Nunca me gustó la fecha de todos los santos.Siempre tuve miedo a los muertos,no me pregunteis porqué,pero tenía panico hasta que me tocó vivir la experiencia de ver pasar cada media hora un muerto,y a su vez esperar que ocurriera lo mismo con mi madre.En mi mente no existen los cementerios,hasta día de hoy no entré en ninguno,ni creo que lo haga.Pienso que hay que estar en vida,luego ¿que importa lo que puedan hacer o no hacer?La pena debe llevarse en el corazón.

Me quedo pues con los hayedos y los castaños,y el respeto por los que prefieren recordar a sus personas queridas acudiendo cada semana,mes,año,o solo el día 1 de noviembre.

Halloween,es otra medicina más...

Precioso texto y fotografia alma.

risk dijo...

¡Gracias por los colores y la prosa, alma! Especialmente por el amarillo ;)

DarkStar dijo...

Ay Alma... Gracias por tus palabras. En esta existencia llena de mediocridad y vagancia, siento tu espíritu inquieto azuzando al mío. Tus palabras salen de dentro de tí, son sentimientos preciosos que eres capaz de transformar en palabras que todos entendemos, que todos sentimos.

Yo también abogo por un otoño justo, no hay que adelantar el invierno, pues es imposible detener su llegada. Hay que disfrutar de las cosas cuando nos son dadas. Hatunes, a por las castañas ;)

Kipling dijo...

Me ha encantado la narración, Alma. Tienes una gran prosa, no me canso de decírtelo. Envidia, es lo que me entra.

Pero pero porompompero: Debo recordaros, queridos seguidores acérrimos de la conservación del folklore, que Halloween es precisamente heredera directa del Samain del que habláis. Y por tanto no tan lejano en origen del magosto (del que yo, debo decir que jamás oí hablar como propio del País Vasco).

Efectivamente es esta, Samain, una de las cuatro grandes festividades del año celta (las otras se celebran el primero de febrero, mayo y agosto), en la que - recordemos el origen - los muertos pueden por una noche caminar entre los vivos y los túmulos de aquellos que cayeron quedan abiertos, y mil y un seres de Annwn (ese Otro Mundo) pueden pasear su palmito por nuestros pueblos. Halloween era también una celebración de bendición de los campos, con una carga simbólica importante (la muerte que da la vida, etc.)...

Para mí, al menos, Halloween no es lo negativo, ni mucho menos. Al fin y al cabo, las culturas son más o menos permeables unas a otras. Tan nefasto e insálubre para una sociedad es que olvide o rechace su propia cultura como que se muestre endogámica o monolítica.

Y otra cosa distinta es la banalización y el indigno tratamiento comercial al cuál se somete a ciertas tradiciones. Aunque por otra parte sea inevitable en esta época de usar y tirar en la que nos toca vivir y de la que la mayoría nos lucramos.

Vaya tostón he soltado. ;)