Los hayedos y los castaños son el mejor espectáculo de los otoños, mi espiritu hatun pagaría generosamente y sin dudar por esa maravilla, pero además es gratis, un hayedo en esplendor, cuando todo lo que alcanzan a ver tús ojos es un bellísimo collage multicolor del verde al amarillo, del amarillo al tierra y del tierra al ocre y otra vez al amarillo y al verde y al tierra y al ocre y ¿quien creía que había tal gama de marrones si en las pinturas alpino de toda la vida solo hay dos?...
Contemplarlos despacio es una bendición para el alma y caminar entre ellos pisando la delicadísima alfombra de hojas que crujen bajo tú paso en un último y desesperado intento de sumarle la música a su implacable belleza, un lujo para el camino y para el oído del caminante... Sí además tienes la suerte de escuchar cualquier corriente de agua a tú paso, estarás irremediablemente atrapado en el deseo de repetir ese camino una y mil veces...paradójicamente uno escucha con muchísima más claridad sus propios pensamientos...entre ellos suele estar la certeza de que la efímera pero abrumadora belleza de los hayedos en otoño, su música increible, es lo que provoca que los pájaros, celosos, se vayan a otros cielos, no es del frío de lo que huyen, es de su propia envidia ante la magia del bosque de color, ante la manifestación más rotunda y evidente de la belleza.
Ahora los otoños duran poco, lo ha decretado así SanCorteInglés que una vez agotadas las ventas del libros, cuadernos y uniformes pretende que la campaña de navidad comiencel el 1 de noviembre, sin respetar el día de difuntos y termine...bueno y no termine nunca, con el torticero fin de que los que todavía amamos la navidad terminemos por aborrecer cualquier cosa que tenga relacion con ella, pero como el mercado manda y nosotros obedecemos estaremos celebrando el año nuevo por lo menos hasta San Valentín.
Sin embargo, antes de que nos colonizasen las calabazas iluminadas y nuestros niños-y nuestros adultos- chillaran jaloguiiin, jaloguiiin....vestidos de vampiro(acabo de despachar un grupo de enanos feísimos de mi casa diciendoles que vuelvan en carnaval y ya veremos) el día de difuntos era una fecha hermosa en el calendario, acompañar a los muertos era otra de las incontables formas de celebrar la vida...en México, por ejemplo, el día de difuntos se les ponen juguetes a los niños a manera de reyes...y se les cuenta que esos regalos los envían para ellos, con amor, los abuelos que se fueron al otro mundo donde los esperan. Podíamos haber importado esa bellísima tradición pero como no tenemos gusto, optamos por vestirnos de mamarrachos, contar historias de miedo y hacer el canelo sin pudor con el pretexto de halloween.... Y también podíamos haber mantenido las nuestras, hay algunas que superponen el canto a la vida, el culto a la muerte y la exaltación de las cosechas como el Magosto
El término MAGOSTO deriva de magnus ustus, gran fuego o quiza de magum ustum, fuego mágico...en cualquier caso es una tradición viva que hunde sus raíces en un antiquísmo rito celta, el samaín, que celebraba el año nuevo celta con la entrada de la estación oscura y el final de la cosecha...Los Celtas amaban la naturaleza y parece que con gran sabiduría opinaban que la construccion de un templo era perder el tiempo porque nunca podría competir con la belleza de un claro del bosque, asi que las tribus se reunían en el bosque, encendían hermoso fuego en el que asaban los productos de la cosecha reciente, bebía cerveza como hatunes y saludaban el cambio de estación...
El magosto se celebra en Galicia, en Asturias donde se llama maguestu y en todo el noroeste leonés, pero es una fiesta emparentada con otras semejantes de Cantabria, del País Vasco, de Aragón y en definitiva de casi todo el norte peninsular. Con el paso del tiempo la cerveza fue sustituida por el vino de la última vendimia y la estrella del asado pasó a ser la castaña, la reina de los bosques gallegos y bercianos, al hecho de comer castañas en magosto se le atribuía el poder de librar almas del purgatorio, como además son deliciosas, y asadas en el monte, entre hayedos en plenitud y en una fiesta con tú gente son algo que roza la gloria, creo que el Purgatorio estará vacío al menos en sus tres cuartas partes para el 11/11 ( se magosta entre el 1 y el 11 de noviembre) en pocos días el purgatorio habrá quedado desierto cual foroloco.)
Al final de la celebración, los jóvenes saltan las hogueras, que parece ser que tienen como las de San Juan la propiedad de atraer espiritus benéficos, y los niños se tiznan la cara con las cenizas y se persiguen entre sí...quizá haya gente que prefiera que sus enanos recorran las calles y las casas vestidos de monstruos berreando consignas que han oído en la tele, pero a mí me gustaría agradecer desde aquí a todos los colegios que en León y supongo que en muchos otros lugares, siguen celebrando el magosto e introduciendo a los niños en el mundo mágico que la fiesta representa y que por herencia les corresponde.