Totalmente de acuerdo contigo Teniente. Pero no te preocupes, que esto son los últimos coletazos, son los espasmos del moribundo, la última orden del cerebro antes de apagarse.
Creo que no hay más palabras por decir, simplemente hay sentimientos: indignación, rabia, pena, frustración... y sí, son chusma y gentuza de la peor calaña.
Son fanáticos. Adeptos de una secta destructiva que les elimina la conciencia y la empatía.
Lo triste es que aún haya quien les defienda.
Nada les exculpa.
Las reivindicaciones, las diferentes maneras de entender como debe regirse la tierra en la que pisas, deben discutirse con las palabras. Pero ellos ejercen la peor de las tiranías: La del miedo y el intento de coacción. Sólo eso ya les desacredita.
Y pregunto yo, ¿A estas alturas se acuerda alguien del nombre de los dos chicos a los que mataron? Esa es la gran tragedia. Que los muertos, muertos y olvidados.
Los hatunes salimos de hun vocadiyo que valla hustez ha saber where hestara. Nos hajrupamos i nos convertimos hen hun hegerzito temivle para luchar qontra hun programa i huna qadena de televisión de qullo nonvre nos haqordamos pero no zitamos por goder ha la sjae. Fundamos hun hestado livre qon durisimas lelles de himijrazion. Avlamos casthatun, qe se escribe qomo suena i suena de puta madre. Hadoramos hal dios hatun, rreqonozemos a sanmijel qomo su hunico profeta hen hel zielo i ha gesusi qomo su igo vien hamado hen la tierra. Somos peleones hasike quando nos kedamos sin henemijos de fuera nos damos de ostias qon los hamijos de qasa. Vevemos i bibimos de todo i amamos la musiqa, hel zine, la poesia i la vuena qonbersazion.
6 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo Teniente. Pero no te preocupes, que esto son los últimos coletazos, son los espasmos del moribundo, la última orden del cerebro antes de apagarse.
Están extinguiéndose.
Creo que no hay más palabras por decir, simplemente hay sentimientos: indignación, rabia, pena, frustración... y sí, son chusma y gentuza de la peor calaña.
Gran definición.
"Hijos de perra" sería otra que se me ocurre así, a botepronto.
Perdonadme por el lenguaje. Pero esta gente me produce asco.
Son fanáticos. Adeptos de una secta destructiva que les elimina la conciencia y la empatía.
Lo triste es que aún haya quien les defienda.
Nada les exculpa.
Las reivindicaciones, las diferentes maneras de entender como debe regirse la tierra en la que pisas, deben discutirse con las palabras. Pero ellos ejercen la peor de las tiranías: La del miedo y el intento de coacción.
Sólo eso ya les desacredita.
Kipling, ein Kuss.
Aun diria más
¡HIJOS DE PUTA!
Y pregunto yo, ¿A estas alturas se acuerda alguien del nombre de los dos chicos a los que mataron?
Esa es la gran tragedia. Que los muertos, muertos y olvidados.
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