Comienza esta historia un día cualquiera, en la actual aburrida vida de una hatuna "boquerona", que por causas del destino, tuvo que volver a Granada para ahorrarse unos eurillos.
La hatuna boquerona (no confundir con las boqueronas sirenas), enamorada de la tierra gaditana, desde que era un pequeño alevín, decidió sugerirle a su madre realizar una excursión a esas maravillosas tierras. La madre de la hatuna, es bastante viajera, por lo que aceptó encantada. A su vez, la hatuna, que se llama Catiti, tenía una amistad algo extraña, pero muy apreciada por ella, con otra de su misma especie vecina de "la tacita de plata".
"¡Pardiez! ¡Qué alegría! Si la hatuna gaditana (que se llama Lorielana) quisiera, una tarde muy dichosa podría con mi amiga pasar y al fín, en mis brazos estrechar." - Eso fue lo que la aburrida Catiti pensó y no tardó en expresar su idea a su acompañante en el viaje y, por supuesto, a su congénere Lorielana.
Enseguida ambas amigas, que nunca antes se habían visto, salvo en foto, comenzarón a hacer planes y a compartir su alborozo. Era tal el nerviosismo y la ilusión que sentían, que iban contando los días.
Y llegó el momento planificado. Esa mañana, la hatuna Catiti se despertó temprano. -"¿Qué me pongo? ¿Qué me pongo? ¿Decepcionaré a mi amiga?"- Eso se decía Catiti justo antes de partir. En Málaga, desde donde salía, la mañana estaba triste, gris y casi llovía. Qué mala pata, un día tan esperado y el tiempo no acompaña. La madre de Catiti, fiel compañera de viaje (¡más maja!) y optimista empedernida, a su hija decía que no desesperara, que a la vuelta de Tarifa, seguro el tiempo mejoraba. Así partieron las dos, Catiti ilusionada, mientras su madre, más sensata, así pensaba: "Mi hija se ha vuelto loca y quizás, algo friki, aunque le seguiré el juego, así aprovecho y .... me paseo".
Rumbo sur pues, tomaron las dos, recorriendo toda la Costa del Sol. Costa maravillosa, aunque a veces tan maltratada por, como en otros muchos sitios, tipejos avariciosos... mejor paso a otra cosa.
Marbella, Estepona y de Casares, la costa, iban recorriendo y admirando el paisaje. Subiendo cuestas y bajando pendientes, pasaron por Sotogrande allá donde desemboca el Guadiaro. Ya por fín se encontraban en tierras gaditanas, ausentes a las polémicas de aquellos que Algeciras y Cádiz desean en dos provincias separar.
Tras el trajín algecireño, llegaron a una carretera verde y sinuosa, cuajada de curvas, algunas peligrosas, que parecían hacerlas chocar con unas torres muy curiosas. Altas y blancas columna, con tres aspas en la cúspide, que de verde envidia tornarían a aquellas que a nuestro quijoten frustraron la embestida.
Mientras, hatuna y compañía, del paisaje disfrutaban y además, el sol... ¡salía!.
- "Ya te lo dije, hija mía, que no mas llegando a Tarifa, el tiempo cambiaría".
-"¡qué coraje! ¡qué coraje! estas madres siempre del tiempo y de todo, adivinan".
Esos eran los pensamientos que a sus mentes distraían. Así fueron pasando por los pueblos y sus maravillosas vistas, que la costa gaditana nos ofrece con cortesía.
Al fín llegaron a Cádiz y aunque abundante tráfico había, no importó, ya que así todo mejor se veía. El coche dejaron aparcado, ¡Ay, Loreilana, qué pesadilla! tu ciudad necesita más parkings, chiquilla.
Y acortando que es gerundio, llego por fín al asunto. Si hatuncillos míos queridos, ya os narro el encuentro prometido.
Enseguida ambas amigas, que nunca antes se habían visto, salvo en foto, comenzarón a hacer planes y a compartir su alborozo. Era tal el nerviosismo y la ilusión que sentían, que iban contando los días.
Y llegó el momento planificado. Esa mañana, la hatuna Catiti se despertó temprano. -"¿Qué me pongo? ¿Qué me pongo? ¿Decepcionaré a mi amiga?"- Eso se decía Catiti justo antes de partir. En Málaga, desde donde salía, la mañana estaba triste, gris y casi llovía. Qué mala pata, un día tan esperado y el tiempo no acompaña. La madre de Catiti, fiel compañera de viaje (¡más maja!) y optimista empedernida, a su hija decía que no desesperara, que a la vuelta de Tarifa, seguro el tiempo mejoraba. Así partieron las dos, Catiti ilusionada, mientras su madre, más sensata, así pensaba: "Mi hija se ha vuelto loca y quizás, algo friki, aunque le seguiré el juego, así aprovecho y .... me paseo".
Rumbo sur pues, tomaron las dos, recorriendo toda la Costa del Sol. Costa maravillosa, aunque a veces tan maltratada por, como en otros muchos sitios, tipejos avariciosos... mejor paso a otra cosa.
Marbella, Estepona y de Casares, la costa, iban recorriendo y admirando el paisaje. Subiendo cuestas y bajando pendientes, pasaron por Sotogrande allá donde desemboca el Guadiaro. Ya por fín se encontraban en tierras gaditanas, ausentes a las polémicas de aquellos que Algeciras y Cádiz desean en dos provincias separar.
Tras el trajín algecireño, llegaron a una carretera verde y sinuosa, cuajada de curvas, algunas peligrosas, que parecían hacerlas chocar con unas torres muy curiosas. Altas y blancas columna, con tres aspas en la cúspide, que de verde envidia tornarían a aquellas que a nuestro quijoten frustraron la embestida.
Mientras, hatuna y compañía, del paisaje disfrutaban y además, el sol... ¡salía!.
- "Ya te lo dije, hija mía, que no mas llegando a Tarifa, el tiempo cambiaría".
-"¡qué coraje! ¡qué coraje! estas madres siempre del tiempo y de todo, adivinan".
Esos eran los pensamientos que a sus mentes distraían. Así fueron pasando por los pueblos y sus maravillosas vistas, que la costa gaditana nos ofrece con cortesía.
Al fín llegaron a Cádiz y aunque abundante tráfico había, no importó, ya que así todo mejor se veía. El coche dejaron aparcado, ¡Ay, Loreilana, qué pesadilla! tu ciudad necesita más parkings, chiquilla.
Y acortando que es gerundio, llego por fín al asunto. Si hatuncillos míos queridos, ya os narro el encuentro prometido.
Encontrábase la hatuna malaguita en el sitio acordado (cuyas coordenadas GPS son secreto de estado), haciendo alguna foto para ilustrar el relato, y así, degustando un café distraída se hallaba, cuando....."¡Noooo! se me ha caído todo el café encimaaaa...". -"Nada hija, así en toda tu salsa, te conoce tu amiga". -"La verdad, razón, no te falta, pues conocida soy por derramar, de café, todas las tazas".
Tanta preocupación por causar buena impresión a su amiga y la muy torpe hatuna boquerona (sin duda la más torpucia de todo el ejército hatuniano), va y se derrama un café enterito poco antes del feliz encuentro.
- "Desde luego, algo bueno tiene el asunto, de poleísta, al menos, no me acuso".
En esas estaba Catiti, cuando vió a su preciosa amiga. Ambas hermanas-hatunas en un gran abrazo se fundieron, pues aún siendo la primera vez que se veían, en su corazón, como una antigua amistad se sentían.
Un paseo muy agradable, dieron por Cádiz, apreciando sus calles y plazas. Qué felices se veían, cuántos temas por tratar, qué rápido, cuando se disfruta, el tiempo pasa. Tomaron café, sí, café, ni poleos, ni otras vainas. Ahí teneis la prueba de que ni Catiti, ni Lorielana, de poleos tuvieron ganas.
A la plaza de La Mina, llegaron de paseo, cuando, de repente, Lorielana advirtió a su amiga de un deseo. No creais que dicho deseo, de Lorielana era capricho, se trataba de un presente para su amigo argentino. Ahí tienes querido Carlos, una foto para tí, que me dijo Lorielana seguro te haría feliz.
Por el parque de La Alameda decidieron caminar y nombrar tierra hatuna oficial a ese maravillosos y plácido lugar. Escondió, pues, Lorielana, un papel tal como veis, firmado por las dos amigas y proclamando lo anterior.
De sus hatunes queridos se acordaron, de todos sus preciados hermanos, a los cuales sin dudarlo desearían haber tenido a su lado. Aquí teneis la única foto que Lorielana me ha autorizado.
Pero el tiempo, maldito tiempo, con su caprichoso compás, tic-tac, tic-tac, recordaba a las hatunas que se debían separar. Más abrazos y besos, de corazón sentidos, allí no hubo lugar al "jejé" por compromiso y así, las dos amigas, se despidieron, prometiendo, sin duda, futuros encuentros.
Lorielana, caminando a su casa regresó, frente a La Caleta a su amiga dijo adios. Y así, terminó ese día en que dos amigas se conocieron al fín.
Y colorín, colorado, este cuento.... aún no ha acabado.
16 comentarios:
Veo que pedísteis el favor a los de la mesa de al lado para fotografiar capuccinos... ¡QUE VOSOTRAS TOMÁSTEIS POLEO! ¡QUE A MÍ NO ME LA DÁIS CON QUESOOOO!
XD XD XD
Un besito, Cat. Muy hatuna, tanto la entrada como la autora.
Ayyyyyssssss... ni una sola cerveza en la mesa..... ni una botella de ron, ni una copita de Soberano, en fin.... el ejercito ya no es lo que era...
:P
Preciosa entrada Cati
besos
Cati que envidia de excursión, la próxima vez, das un pequeño rodeo y pasas a recogerme....por cierto sub, si no se han tomado nada más que esos cafecitos es porque estaba la madre de Cati, aún así no me lo creo del todo.
Un beso guapísima, me ha encantado la entrada.
Eso Lili, eso, que estaba la censura, aunque no creas, que mi madre es de las que se unen a un bombardeo. La razón principal para que no hubiese algún grado de alcoholemia en la reunión, querido Blogue, es que tenía que conducir después, y mucho.
Teniente, no te empeñes, de poleo nada de nada, queso sin embargo sí comí y jamoncito del bueno, por supuesto con piquitos.
Ela, gracias, no lo sabes tú bien lo fantásticas que somos.
Lili, por supuesto, la próxima vez te recogemos fijo, aunque te aseguro que estuviste con nosotras. Todos estuvísteis con nosotras.
Me alegro que os haya gustado, aunque es cierto teniente, lo de hatuna lo he repetido demasiado.
Y se me cambió la letra a mitad, buaaaaa.
Que envidia Cat...toda la tarde chismorreando de otros hatunes ;-)
Gracias por compartirlo con todos, me gustaría comentar mas cosas pero mi sista no me da permiso :-P
Anda, venía yo a reclamar mi relato de vuestro encuentro, y veo que te has adelantado. Encima nos lo pones como un poema.
Sí que hay arte en Hatunia, arte, artistas, y gente estupenda.
Chicas, no me resigno, yo quiero conoceros, contra viento y marea, así que seguiré soñando con un multitudinario (o bueno, decimario, que no somos tantos) encuentro Hatunil.
Os quiero mucho Hatunes queridos.
Dark Star, el día que te pille por la calle te pediré la hora o algo así, haciéndome el despistao,
;P
Alma, cariño, gracias a tí, que has sido quien más me ha empujado a escribir, aunque sea esta chorrada. Si no hubiese sido porque me animaste, ni siquiera me hubiese atrevido a poner un comentario en la payada. Blogue, tú también me has dado un montón de ánimos para lanzarme, gracias.
Te echamos de menos un montón esa tarde, imagínate tu sista. Pero como le he dicho a Lili, estuvísteis todos con nosotras, no parábamos de hablar y hablar, creo que mi madre flipó totalmente escuchándonos.
Darkita, qué te voy a decir a tí ;), ¡TEN CUIDADO CON LOS QUE SE TE ACERQUEN POR LA CALLEEEEEE!!!
en serio, ya me gustaría poder contaros más cosas. Pero todo se andará, me voy a soltar la melena y no voy a parar de contar cosas, y cada vez prometo hacerlo mejor, porque cuando me propongo hacer algoooooo.....
Pues si, hablamos de todos, tuvimos un recuerdo para cada hatun...y hubieramos querido que todos hubieran estado con nosotros. Y señores, lo tengo que decir. Esta mujer es un encanto. Es cariñosa, alegre y muy buena persona. ME GUSTA SER HATUN. Y gracias sista. Si te sirve de algo, fuiste una de las personas a las que eche mas de menos.
jo, he perdido mi foto. Ni idea de como lo he hecho. ¡que raro que me pasen estas cosas a mi! si es que nadie pujó por mi ordenador nuevo, joderrrrrrr
Es verdad que te empujé, pero no fue para que escribieras, sino para comerme el jamón ... :P
Escribes muy bien, espero que nos regales mas mensajes como este
(los picos.... ayssss, ente piquistas y poleistas me teneis contento)
¡Kipling encantada! :D
Ahora si alguien me pregunta algo por la calle, le miraré con suspicacia y sospecha, jeje. Bueno, ayer unas señoras me preguntaron si conocía a una chica de mi bloque, pero a pesar de que no tengo muchos datos de ti (una bota y un cacho de barbilla, escaso), estoy bastante segura de que no eres una señora de 70 años.
Puede que esté esta noche en el Staaf viendo los monólogos, por si quieres "cruzarte" conmigo ;)
¡Anda! ¿Sueles ir los viernes? Curioso. La verdad hace tiempo que no me prodigo por allí, la verdad sea dicha, pero el año pasado éramos bastante habituales del lugar.
Pero la edad no perdona. Ya sabes, los achaques, el reuma, la próstata...
XD
Lorie, cariño, no te puedo decir nada más que lo que ya sabes. Te quiero un montón y es un honor haberte conocido.
Kip, reconócelo, eres una señora de 70 años, siempre sospeché que eras mayor de lo que dices ser y que aquel cacho de barbilla era de tu nieto, pero.... una señora??? nunca hubiese pensado eso de tí, juuuuuaaaaassss.
Blogue, para tí, y sólo por ser tú, pan catetillo de pueblo, de ese tan bueno que sabemos hacer por el sur de España, tú sabes de cual te hablo. Por cierto, cuando pases con el megáfono, ya sabes por dónde, pide una torta para mí. Je, je.
Muchas gracias Catiti por este "cantar del encuentro feliz". ¡ Qué envidia nos habéis dado!. Paciencia, que el noble arte del manejo de la taza no se aprende en un día, hay que practocar para llegar a la excelencia.
Gracias por contárnoslo y además de esta manera.
Abrazos.
Publicar un comentario