A medianoche el tipo despertó. Despertó y abrió los ojos como si nada hubiera sucedido. Oscuridad. No se inquietó. Aún sin ver, miró a un lado y al otro. Sus brazos y piernas, estaban ligeramente entumecidos y sentía un dolor punzante en la espalda, a la altura de los hombros. “Mala postura”, se dijo y probó a acomodarse un poco mejor. No le valió de mucho. De costado los dolores simplemente se acomodaron en otro lugar de su anatomía. Y sus ojos seguían sin acostumbrarse a la falta de luz.
“Debe de ser tarde”, pensó. Una sensación de frío se apoderó de él. “¿Dónde diablos está la manta?”. Seguramente se habría caído en el transcurso de la noche. "Una noche movida", se sonrió. Le daba pereza recogerla, pero el frío y la humedad del ambiente le dieron el estímulo que le faltaba. Aún adormilado, se rascó la nuca y al estirar las piernas rozó el borde acolchado de la cama con la punta de los dedos. Aquella no era su cama. “Estoy en el prostíbulo”, recordó entonces. Inspiró profundamente y un olor peculiar que no había percibido en mucho tiempo le trajo a la mente una imagen. La de su hermano. No pudo evitar una sonrisa sardónica. ¡Qué mala suerte había tenido el pobre diablo! Toda su vida siendo un mísero campesino. Ni siquiera el petróleo descubierto en las tierras que habían heredado de su padre le había valido de nada. Cómo le iba a valer, si nunca se enteró. Hasta que fue demasiado tarde, claro.
“Una buena herencia no merece la pena ser compartida”, rumió. Había hecho muy bien en quitárselo de en medio. Al fin y al cabo, le había ahorrado la faena de labrar la tierra durante otros treinta años. Se acabaron para él las infinitas jornadas, de sol a sol; se acabó la ingrata siembra, se acabaron las engañifas de los proveedores, las malas cosechas y las peores ventas. Pues su hermano dormía ahora el Sueño de los Justos. No fue difícil llevarle a la sima y tirarlo dentro. Su hermanito del alma lo adoraba y confiaba plenamente en él. Lástima que no alcanzara a escuchar la broma final, cuando lanzó una linterna al abismo y gritó aquello de “¡para que encuentres la salida, hermano!”. Todo había salido a pedir de boca y las sospechas de la policía nunca recayeron sobre él. Había fingido el luto tan bien…
Aquella noche, para celebrar que el notario, tras meses de lo que él llamaba estudio, había firmado al fin los papeles, había acudido a una casa de mala reputación. La casa tendría mala reputación para las señoras del Comité de Salvación, pero el grupo de oligarcas de la ciudad, al que ahora pertenecía, sabía que contaba con todos los lujos posibles. Y para la celebración de su nuevo estatus, no se había privado de nada. Aquellas dos gemelas de Topeka, Kansas, le habían dejado exhausto. Lo único que falló fue el trato de ese impertinente. El Moët que les había llevado el camarero a la habitación estaba amargo. Amargo a 200 $ la botella. ¡Qué desfachatez! El caso es que su cara no le resultaba desconocida.
Ahora que estaba despierto iba a levantarse y a presentar una queja a la madame. Trató de ponerse en pie pero no le fue posible. Sus fuerzas parecían no bastar para ganar la vertical. Y además se dio un golpe en la cabeza. “¿Cómo demon…?”. No alcanzó a terminar la frase. Alzó los brazos y palpó aquella especie de techo bajo acolchado en seda. Trató de echarse a un lado, pero al fin se percató de que estaba encerrado. Encerrado en un agujero acolchado de seis pies y medio de largo por dos de ancho y dos de alto. Tocó las cuatro paredes a su alrededor una y otra vez, sin éxito. Aporreó el ataúd con fuerza. Arañó la fina seda y la desgarró hasta dar con la madera. Lloró y gritó, furioso primero, y desesperado como un niño después. En vano. Al fin, se palpó junto al costado y notó algo frío y metálico. Una linterna.
* Robada a E. A. Poe.
8 comentarios:
Kipling! Qué grande eres, maestro!!!
No sé qué le habrás robado a Poe, jejeje, pero seguro que si leyera tu historia no se revolvería dentro de su ataud, sino que descansaría convencido de que su obra sirvió para algo, para que gente como tu lo homenajeen como es debido.
Me ha encantado el cuento, es genial. :D
Hace tiempo ponían en la tele un programa de media hora que se llamaba "Alfred Hichcock presenta...", ¿lo recuerdas? Una de las historias que más me marcó y más miedo me dió fue precisamente una que hablaba de un preso que para escapar de la cárcel acordó con el enterrador meterse en un ataud de alguno que muriera.
Es un sueño recurrente, a mi siempre me preocupó mucho, eso de que te entierren vivo, hasta que acordé con mi familia que me incinerasen, con el fin de evitar pasar por eso: una muerte horrorosa.
Qué miedoooo!!! :P
Gracias, Seve, por los piropos... Pero Poe es mucho Poe.
Le he robado la idea de que entierren en vida a una persona, cosa que efectivamente ya hizo el Gran Hitch. Su relato, de unas 20 páginas, se titula "THE PREMATURE BURIAL", algo así como "El
enterramiento prematuro". Lo encontrarás en su compilación "NARRACIONES EXTRAORDINARIAS", editada por varias casas. Por cierto, Roger Corman, también lo adaptó al cine, poniéndole el rostro angustiado de Ray Milland.
¡Un beso, Seve y me voy al Txuleta Eguna de Tolosa! ;)
Por un momento me identifiqué con ese tipo.Me ponga como me ponga en la cama,me duele toda mi anatomía,y encima la manta siempre está en el lado,que por supuesto no es el mio.
Que horror de historia,me ha puesto el vello erizado.Pero esas historias a la gente que no tiene su conciencia tranquila,las suele vivir en sus mejores pesadillas.
Jeje,yo como soy inmortal,ni feretro,ni incineración,sólo una linterna.
conozco el original, y decir que este no lo desmerece es suficiente elogio....
la camara mortuoria con una campana atada a su muñeca, y el estrecho espacio cerrado con olor a tierra humeda, que resulto ser un pequeña litera de una barcaza que transportaba tierra, era absolutamente genial
¡¡Que me vas a sacar los colores, Subhatún!!
Muchas gracias, caballero. ;)
P.S.: ¡Cama, tú eres inmortal e insuperable!
Que miedo teniente...todo el rato pensando se lo merece por capullo pero al mismo tiempo ay, que miedo...
Es fantástico Kipling, y las ideas no se roban, todo lo más se toman prestadas y si se devuelven con tanto estilo a modo de interés, supongo que Poe estará tan encantado como nosotros.
Bueno, bueno. ¿Que haces mal teniente?.
Fantastico relato, y me encanta el doble sentido de la "idea robada.
Tambien en eso eres un maestro.
Gracias.
¿Lo que hago mal? Entre otras cosas, los agradecimientos a la gente por palabras tan bonitas como las tuyas siempre me resultan difíciles. Tiendo a llamar "pelota" a quién las dice, aunque por otro lado las necesite como el aire.
Así que intentaré mostrarme mínimamente agradecido: ¡Lorie, qué suerte haber encontrado una persona como tú! :)
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