Al principio nada existía. No había tierra, ni cielo, ni sol, ni luna. Solamente la oscuridad estaba en todas partes. De pronto, de entre la oscuridad surgió un disco delgado, con un lado amarillo y el otro lado blanco. Apareció suspendido en medio de la nada. Dentro del disco había un pequeño hombre: el Creador -El Que Vivía Anteriormente-. Estaba sentado. Como si se despertara de un sueño, se frotó los ojos y cruzó sus brazos.
Cuando parecía que nada iba a cambiar y que la oscuridad duraría para siempre, la luz apareció. El Creador miró hacia abajo y surgió un mar de luz. Miró hacia el Este y creó las líneas amarillas del amanecer. Al oeste, nacieron brochazos de innumerables colores, que pronto se esparcieron por doquier en sus infinitos matices, reflejados en las nubes.
El Creador recogió el sudor en su rostro con sus manos y dejó caer las gotas sobre una nube. Miró hacia abajo y en esa nube brillante vio que se hallaba sentada una muchacha, el fruto de su sudor.
- “¿Qué haces ahí y de dónde vienes?” -preguntó El Creador, pero ella no contestó. Él frotó sus ojos de nuevo y le ofreció su mano derecha a
- "¿De Dónde vienes Tú?” -preguntó ella y asió su mano.
- “Del Este, donde ahora ya no hay vacío" -contestó Él y se puso a caminar sobre la nube.
- "¿Dónde está la tierra?" -preguntó ella.
- "¿Dónde está el cielo?” -preguntó Él e inició un canto- "Yo estoy pensando, pensando, pensando lo que voy a crear”.
Y repitió su canto cuatro veces, su número sagrado. El Creador enjugó el sudor su cara con sus manos, las frotó y dejó caer unas gotas. Ante Él y la muchacha huérfana, se erguía también el dios Sol, de pié. De las gotas que había dejado caer había nacido el Pequeño Muchacho. Los cuatro dioses, reunidos en la nube, se pusieron a pensar.
- “¿Qué haremos ahora?” -preguntó el Creador-. “Esta nube es demasiado pequeña para que vivamos los cuatro eternamente.
Entonces, Él creó a Tarántula, Olla Grande, Viento y Hacedor de Relámpagos. Creó también algunas nubes hacia el oeste para que en ellas pudiera morar Hacedor de Relámpagos. El Creador entonó un nuevo canto: - “Dejadme hacer
Los cuatro dioses agitaron sus manos y el sudor de los cuatro se mezcló en las manos de El Creador, entre las cuales se formó una pequeña bola de color marrón -como el barro- no más grande que un guisante. El Creador la empujó con su pié y comenzó a crecer.
El Creador frotó su pecho con sus dedos y nació un colibrí, el primer pájaro.
- “Vuela en las cuatro direcciones y cuéntanos lo que ves”, dijo El Creador Al volver, el colibrí dijo “Todo está bien.
Pero
“El Mundo ya está hecho y ahora podrá calmarse” -y entonces fue cuando Él dirigió su atención al cielo que aún no existía y otro canto distinto surgió de su garganta. A parte de los dioses, no existía nadie. Cantó cuatro veces, veinte veces... y ocho personas, muy semejantes pero imperfectas, aparecieron para ayudarle a poner un cielo sobre
Sol voló para ayudar a
El Creador eligió entre ellos a Cielo-Muchacho para ser quien se responsabilizara de las demás Cielo-Personas. A la muchacha le puso el nombre de Hija-Tierra, encargada de la fertilidad y las cosechas y a la otra joven la nombró Muchacha-Polen, para que cuidara de todas las gentes por llegar.
Como el mundo era aun estéril y llano, el Creador le dio diversidad y creó animales y plantas, cordilleras y ríos. Envió a su pájaro para comprobar su apariencia. Cuando regresó a los cuatro días contó que todo era hermoso. Pero advirtió que en otros cuatro días, el agua del Este se desbordaría y un gran diluvio amenazaba con arrasarlo todo. El Creador hizo un árbol muy alto, y sobre el árbol
A los cuatro días tuvo lugar el diluvio. El Creador tomó en sus brazos a sus veintiocho ayudantes y se sentó en una nube. Muchacha Huérfana tomó al resto y los colocó en la enorme bola en la cima del árbol. Cuando a los doce días el agua retrocedió, la bola dejó de flotar y quedó suspendida de nuevo en la cima del árbol. De allí descendieron todos los ayudantes y, con urgencia, se pusieron a dar forma a las nuevas cordilleras, a los ríos, a los valles y colinas. De nuevo Muchacha Huérfana voló a las nubes a recoger al resto de dioses y reunió a todos, dioses y humanos, para escuchar al Creador.
- “Estoy pensado en dejar el mundo en vuestras manos” -dijo-. “Deseo que cada uno de vosotros se esfuerce en una tarea para hacer un mundo perfecto y feliz” -y repartió las faenas entres todos.
- “Tú, Hacedor de Relámpagos tendrás a tu cargo las nubes y el agua”.
- “Tú, Cielo-Muchacho, te encargarás de todas las cosechas y de enseñar a la gente a cultivar la Tierra”.
- “Tú, Polen-Muchacha, vigilarás la salud cuidarás de la salud de todos y curarás sus enfermedades”.
- “Tú, Muchacha Huérfana”, ayudarás a todos y velarás por que cada cual cumpla con su misión”.
Fue entonces cuando el Creador y
Grandes nubes de humo se alzaron hacia el cielo. A una de ellas se subieron el Creador y
Lakotas
4 comentarios:
Que bonito Sub, me encantan los mitos creaccionistas. Mi favorito es el Popol Vuh, el de los mayas quichés cuando cuenta todos los materiales defectuosos de los que fueron creando parejasd de humanos y ninguno servía hasta que se decidieron a usar el maíz y cocerlos en el horno...me gusta porque es hermoso y terrible y divertido a la vez.
Gracias.
Veo que el Gran Manitú ha tocado tu frente y nos has hecho partícipes de ese desconocido génesis.
jejejeje.
La mitología es uno de esos pozos a los que uno vuelve siempre. Porque el ser humano necesita mitos, ya sean estos del Hacedor de Tormentas acerca del cuál nos hablan los apaches, o del Big Bang, que como teoría que es no deja de ser un mito. Además, no hay tanta diferencia entre unos y otros. De hecho todos ellos se parecen entre sí. ¿Será por la forma en que está diseñada nuestra mente? ¿O porque algo nos hace ver más allá? La chispa del fuego eterno, tal vez. Quién sabe.
http://www.youtube.com/watch?v=m2yyNSUoe3E
* Interpreta Janine Jansen, una de mis muchas debilidades.
mayas? me encantan.. ayss mi gran diosa Ixchel, tiene una tradición riquisima, otro día hablo de ellos
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