martes, 27 de enero de 2009

APRECIACIONES SUBJETIVAS DE LA REALIDAD

I

El mesmerismo, esa ciencia arcana más ampliamente conocida bajo el notorio nombre de hipnosis, predica (y no sin razón) que mediante una serie de pases con las manos, un ser humano es capaz de dominar el espíritu de otro. Quiere esto decir que realizando una estudiada secuencia de movimientos frente a un individuo y con ayuda de brazaletes u otras piezas metálicas, dicho paciente queda en estado de trance. En este punto su voluntad no es ya la suya propia, sino la de quien efectúa de manera activa el ritual. El hipnotizador dice, pongamos por caso, "ladra" y el paciente lo hace sin rechistar. No en vano se conocía esta técnica como magnetismo animal. No obstante la aplicación del adjetivo "animal" resulta poco ajustada. Los animales actúan por instinto y el mentalismo no funciona sobre ellos. Pero aquí no terminan las premisas previas. El paciente debe estar predispuesto a dejarse hechizar. Dice el refranero que no hay más ciego que el que no quiere ver. Llegamos así al punto clave: para ser hipnotizado lo que hace falta es voluntad. Voluntad para ser hipnotizado. De otro modo ya puede intentarlo el mentalista más avispado que, si el paciente no quiere, no hay más que hablar.

II

Informa hoy la agencia Reuters del siguiente hecho: El Coloso, obra atribuída durante más de un siglo al pincel de Goya y expuesto en una de las salas privilegiadas de una de las pinacotecas más prestigiosas del circuito internacional, El Prado, resulta no pertenecer al genio aragonés. Los últimos estudios así lo indican. Unas iniciales sospechosas de corresponder a su verdadero autor parecen aportar el dato definitivo.

En fin, un cuadro que no corresponde a uno, sino a otro. Nada nuevo.

Hasta aquí, todo correcto. Pero a partir de este instante es cuando surge el problema: vayamos a las declaraciones de Manuela Mena, jefa de conservación del Prado en el apartado pintura del siglo XVIII y más concretamente Goya.

"La pobre anatomía de 'El Coloso' no admite comparación con los desnudos masculinos, bellos y realistas, conocedores en profundidad de la belleza del desnudo clásico y barroco, de Goya (...) La cabeza de la figura presenta las mismas imprecisiones y torpezas del cuerpo, así como su falta de coherencia técnica"

Doña Manuela se ve que se confundió de profesión. Ella iba para bombera pirómana. Pues bien, no contenta con lo anterior, la mencionada señora Mena afirmó que "visto con luz adecuada se hace manifiesta la pobreza de su técnica, de su luz y colorido, así como la marcada diferencia de 'El Coloso' con las obras maestras, de atribución documentada de Goya".

Ante tamaña ineptitud ocupando un cargo público a uno le dan ganas de coger un vuelo a Chiquitistán, donde seguro que hay más criterio que en España. Si la señora Mena consideraba que la anatomía del coloso era pobre, indigna del maestro, que su cabeza presenta torpezas, que la técnica en lo que a luz y colorido se refiere es pobre etc, etc, ¿por qué tanta tardanza en retirar ese horrendo cuadro y que lo reubicaran en una de esa multitud de salas de las que goza el Prado, en las que se acumulan el polvo, las arañas y en tiempos algún que otro Rubens? Si la señora Mena, por el contrario, mañana descubre que la Maja desnuda en realidad no es más que la creación fatua de algún sobrino del sordo, ¿le echará un cubo de pintura roja por encima, en señal de náusea?

El incendio que se desencadena cuando un jefe de conservación de un museo como El Prado estampa su rúbrica bajo tan desafortunado manifiesto es doble. Por una parte está el efecto hipnótico que se produce sobre el público. Cuando la experta, luego hablaremos más de esto, señala que el cuadro es "técnicamente pobre", la gente asume que dicha señora está en lo cierto. Porque la gran mayoría de la gente tiene amplias tragaderas. ¡Podemos con todo! Por otra parte, los libros de texto que ayer glosaban los prodigios de "El Coloso", los ejes de su composición, el tenebrismo del que hace gala y la metáfora que representa su devastador paso por los campos; esos mismos libros de las mismas casas editoriales, digo, mañana condenarán la obra al olvido. Y en unas pocas generaciones el recuerdo de aquel cuadro se habrá disipado como el olor a pólvora después de un fusilamiento. Pero olvidaremos porque en realidad estamos predispuestos a olvidar. Nos dirán que es feo y diremos que es feo. El criterio propio lo aparcaremos a un lado y nadie reparará nunca más en ese cuadro. Nadie dirá "pues a mí me gusta". Y si algun despistado lo dice, será un rara avis. Porque el criterio propio no está de moda. Nunca lo estuvo, pero estamos en una época en la que lo gregario y lo lanar abundan ya tanto, que estoy por salir a ordeñar a algunos convecinos.

Por último, ¿cómo logra convencer la experte en oeuvres d'art al respetable de que su criterio es el acertado? Agitando ante la turba su título enmarcado en ébano. Me regocijaría en extremo si con el tiempo se descubriera que tal título lleva en realidad un sello falsificado, así como la firma, no del Ministro de Cultura, sino de algun pariente lejano.

Y basta ya de palabrería. Señoras, señores: El Coloso.

8 comentarios:

alma dijo...

Mira que me cuesta darte la razón, Teniente...pero "lanarmente" suscribo todo lo que dices, punto por punto, ayer vi la noticia en "el país" y me quedé pensando en la buena señora, que se habrá quedado pico agusto...el problema es que ella no habla como fulanita de tal, ( y a juzgar por sus palabras jamás debió deja ser fulanita) el problema es que cuando ella habla representa al museo del Prado, es decir, a todos nosotros, a nuestro patrimonio y a nuestra memoria...pero en fin, "estos son los bueyes que tenemos para arar"...lo peor es que tenemos que darles de comer, encima.

DarkStar dijo...

Lo que pasa hoy en día es que vivimos en el "todo o nada". Mañana a esta señora le dicen que un manchurrón de la pared es obra de Piccasso, y se deshará en elogios y en descripciones intrincadas para "justificar" su puesto. Aunque ella en realidad estuviera a punto de llamar a los albañiles.

No le basta con quedarse callada y aceptar que bueno, que si han tenido que hacer unos exámenes tan profundos al cuadro para descubrir unas (por otra parte) inciertas iniciales, es normal que tanto a ella como a otros expertos de arte se les haya podido pasar el detalle.

Hoy en día hay que saberlo todo, hacerlo todo, pero sobre todo, aparentarlo.

SubHatun dijo...

Bueno, lo de someter la voluntad de los demas con habiles movimientos de manos con piezas de metal es lo que vengo haciando años con mi espada :P, no le veo dificultad alguna, si bien, no sabia que se llamaba hipnosis jejejeje

Respecto al cuadro, y habiendo escuchado a la persona citada de su propia voz, sin intervención de los demenciales y despreciables periodístas que padecemos hoy en día, decir que los criterios que usaba eran técnicos, no solo sin menospreciar la obra, que seguirá en el museo pero no en la sala de Goya, sino que alababa el cuadro, y que los criterios de "bondad" o "maldad" o "pobreza" técnica, eran en relación a las obras del Maestro, y no como valores absolutos.

Decian que estaría pintado por uno de sus alumnos y que era de una gran calidad y de gran valor pictórico e histórico, motivo por el que seguirá expuesto en el Museo del Prado (Museo de obligada visita)

Kipling dijo...

Pues habrá rectificado, porque eso que está entrecomillado lo firmó ella. Y dice cosas muy claritas.

De todos modos, respecto al periodismo que padecemos (una vez más porque nos dejamos y lo consumimos de una u otra manera), no tengo palabras. Aunque pensándolo bien, alguna se me ocurre.

Ulyses dijo...

Extraordinaria entrada . Sabemos, por ahora, que no es de Goya, pero los halagos que este cuadro a recibido deberían seguir siendo los mismos. Efectivamente hay diferentes versiones según el medio de prensa sobre las declaraciones de los expertos del museo, lo cuál indica dos cosas: primera, cada medio ha interpretado o apreciado subjetivamente las declaraciones , tal y como sucede habitualmente. Segunda, le ha faltado tiempo a algún experto para salir a la palestra a sugerir que "ya sospechaban algo". Lo gracioso sería que al cabo de unos días se confirmase que sí es de Goya, pero que un alumno gamberro grabó sus iniciales en plan "yo estuve en la clase de Don Francisco". Sería grandioso observar las reacciones.

Respecto al hipnotismo las cosas han cambiado mucho. Ahora se hace desde un aparato de televisión y se denomina publicidad.

Gracias Kipling, saludos para todos.

elcamaleón dijo...

Bueno,tal vez haciendo una sesión de espiritismo se podría salir de dudas...

Lorielana dijo...

Totalmente de acuerdo, ya lo hablamos, pero querría hacer un pequeño apunte. El peligro para mi es dejar en manos de gente sin criterio un patrimonio tan importante. El Coloso es una obra impresionante, que sea de Goya o de su discípulo no le supone un valor añadido. Pero en el arte como en tantas cosas de la vida, vivimos de apariencias y de nombres.Si una vaca colgada del techo (es literalmente cierto) gana un premio en un certamen de arte moderno, que quieres que te diga, ya ves el criterio de los grandes gurús del arte, del criterio de los que dictan lo que es bueno y no lo es.
Para terminar una pequeña anecdota. En el renacimiento se puso de moda la cultura clásica, y todos los grandes mecenas pujaban por adquirir algunas de aquellas maravilla perdidas, de tal forma que jovenes escultores creaban obras a semejanzas de las antiguas griegas y romanas y luego las envejecían con un golpecito aquí y otro allá. Estas obras eran adquiridas como autenticas, y valoradas por esa antigüedad. Pues bien, entre esos falsificadores estuvo el genial Miguel Angel. Ahora me pregunto yo que harían estas gentes con una de estas obras si Miguel Angel no hubiera alcanzado la fama que finalmente tuvo...mandarla al desván supongo, habrían dejado de ser buenas. En fin que aquí andamos y con estas armas tenemos que lidiar.

Kipling dijo...

Lo de Miguel Ángel me lo apunto, Lorie. Gran argumento de una verdadera experta en Historia del Arte.

P.S.: ¡Ulyses, gracias a ti, caballero!