Nada más cruzar la puerta de aquella cafetería, me di cuenta de que me había equivocado de sitio, aquel ambiente festivo, no era precisamente lo que estaba buscando, más bien todo lo contrario, pero el frío intenso de la calle y la necesidad de tomar algo caliente, me obligaron a quedarme. Era un local pequeño, con apenas diez mesas, me senté en la única que quedaba libre y pedí un café.
Por mucho que intentaba distraerme mirando a través de la ventana que tenía en frente, no lo conseguía, había demasiada gente allí, hablaban en un tono excesivamente alto, gesticulaban, reían.. el ambiente navideño parecía haber invadido también aquel sitio, la única que desentonaba allí, era yo; las tres sillas vacías que rodeaban la mesa me recordaban lo sola que estaba. Hasta el camarero parecía haberse olvidado de mi, le hice un gesto y vino enseguida.
Mientras tomaba el café, noté algo que me molestaba, pensé que estaba demasiado caliente, pero no, poco a poco el nudo en la garganta se hacía más evidente. No quería, no podía llorar, yo no lloraba nunca, ni en las situaciones más complicadas. Ya no escuchaba el murmullo de la gente, era incapaz de levantar la vista de la mesa, me aterraba pensar que alguien me estuviese mirando, lo último que quería era dar lástima, respiré hondo, bebí de un sorbo el resto del café y me sentí aliviada al comprobar que había sido capaz de controlar las lágrimas.
Salí a la calle y me propuse dar un largo paseo, ya ni sentía el frío, mientras caminaba iba pensando que era la primera vez en mi vida que me había sentido mal, por lo que la gente pudiera pensar de mi, nunca me había importado en absoluto la opinión de los demás, sería porque nunca me había sentido tan sola.
Los últimos acontecimientos de mi vida, me habían dejado la moral por los suelos , y no me quedaban fuerzas para afrontar la Navidad. Le había prometido a mi hermano, que iría a cenar con ellos, pero me sentía incapaz de soportar una Nochebuena en su casa, con un árbol multicolor presidiendo el salón, el televisor encendido y la voz chillona de mi cuñada amenizando la velada.La otra alternativa era, sopa de champiñones, sola en mi casa, sin dudarlo me decidí por la segunda opción, que en ese momento me pareció la menos mala.
Cuando llegué a casa eran las seis, demasiado temprano para cenar, así que encendí el ordenador y busqué un chat, con la esperanza de encontrar un alma solitaria con quién compartir mi tristeza, pero parecía que era la única persona que estaba sola ese día, no había nadie en ningún sitio, por fin, encontré un chat donde había un montón de gente, Hatunia, se llamaba, todos aparecían con su nombre en color naranja, yo aparecía en verde y mi nombre era Dumpie-dumpy. Enseguida me saludaron:
- hola, Dumpie-dumpy
- hola, ¿que tal?, contesté yo
- Nosotros muy bien ¿y tu? no deberías estar con tus amigos, o con tu familia.
Y de repente salió un mensaje diciendo que me habían baneado.
Otra vez sentí el nudo en la garganta y esta vez no pude evitar que las lágrimas invadieran mis ojos y fueran cayendo sobre el teclado.En cuanto me sentí segura de que mi voz podía sonar normal, descolgué el teléfono y llamé a mi hermano para decirle que me esperaran para cenar. Era Nochebuena y necesitaba escuchar la voz chillona de mi cuñada, deseándome feliz Navidad, para asegurarme de que había tocado fondo, y no podía pasarme nada peor.
7 comentarios:
A mi me gustan más las historias, tipo:chico encuentra chica se enamoran y final feliz, pero han dicho en el telediario que los amantes de estas cursilerías,nos creamos falsas espectativas ysomos más propensos al fracaso en asuntos amorosos, y por si acaso, he publicado algo triste.
Por cierto,el telediario era de Tele 5, por lo que no se si fiarme mucho.
Que sabrán los del telediario...y sobre todo, que coño sabrán los de telecinco haber esperardo un un-ban, mujer...cualquier cosa es mejor que la voz de una cuñada chillona....los amantes de las historias bonitas con finales felices nos crearemos falsas esperanzas, pero la esperanza no tiene porque ser auténtica, solo tiene que limitarse a ser y a estar. Gracias Lili, por la historia, ya era hora ;-)
Esto es todo un aviso para navegantes. Hatunes, igual estemos baneando a gente tan encantadora como nuestra Lilli.
Y publica lo que quieras, digan lo que digan los telediarios. A mi me gustan todas las historias, triste y felices. Depende del día.
Y que bien! tenemos nuevo hatun publicando.
No siempre la tristeza es derrota y resignación Lili,tenemos derecho a ella,tristeza y soledad van unidas,puedes estar rodeada de gente y estar en la mas absoluta soledad.Tenemos tristezas largas,cortas,pero nuestra tristeza. No debes dejar que la tristeza te gane.Deja que entre en tu alma,pero que no te venza.No dejes que el hastío,o aún peor la resignación te inunden.Que sirva de motor en las cosas transcendentes.
Es bonita la vida a pesar de todo.Sueña,fantasea,hazte un escudo de ilusiones,no dejes que los demás la vivan por tí,y descubriras que tienes motivos para darle la espalda al desencanto.
Date siempre otra oportunidad Lili,puesto que tú eres el personaje principal de tu historia.Desafía a la vida a pesar de los tropiezos o caminos equivocados,y no te rindas jamás.
Y...sola con la sopa de champiñones en "Navidad" viendo tele5...tampoco era mala opción.La realidad siempre supera la ficción.
¿Esto qué es? ¿Nos quieren convencer que los dumpies son humanos? ¿Qué tienen sentimientos? ¡Por todos los curricanes del infierno! Los dumpties son ultracuerpos, sin alma ni mente! Tan solo almas en pena que vagan en un infinito e insondable purgatorio castigados por el gran dios Hatún por haber aplaudido a Ivan en OT y llevar fotos de Pablo en la carpeta..... :P
(En bajito: Bonita historia, y muy descriptiva de lo que es la navidad para todo aquel que no vive bajo el imperio de lo estimado correcto y ortodoxo, y sobre todo, del que no paga sus diezmos al gran dios de la navida, al Corte Ingles)
Una historia muy triste pero muy real en estas fechas, que se supone todos debemos estar en familia, disfrutando hasta de las horteras luces de navidad que cuelgan en las calles, que sólo consiguen que quien está sólo se sienta más solo, que salga a la superficie toda nuestra hipocresía, que se satisfagan todos nuestros deseos consumistas y que nos regalemos pantagruélicas comidas y cenas a la salud de nosotros mismos.
Como ves, no me gusta nada la navidad, pero me ha gustado mucho tu relato, Lili.
Me alegro que por fin te hayas animado, la próxima de chico conoce chica y final feliz, qué sabrán los de los telediarios.
(11 días después Ulyses23 se decide a publicar un comentario en esta entrada...)
COmo ves tengo un narrador y todo. Era mi forma de disculparme porque llevo muchos días diciéndome que tenía que contestarte, aunque fuese para reforzar tu valor al decidirte a compartir una entrada.
Me ha gustado tu historia triste. Siempre he pensado que compartir las tristezas es una forma de disiparlas y que dejen de hacer daño en el interior. Todos nos hemos sentido así alguna vez,tristes y solos, pero no hay que dejar que esos sentimientos se queden mucho tiempo que luego se resisten a marcharse. En el telediario no tenían razón, las buenas expectativas mantienen la ilusión y prefiero ser un optimisa defraudado que un pesimista confirmado.
Me alegro de "conocerte" y de que estés en Hatunia. A mi también me banearon hasta que me pude a gritar "soy Ulises, soy Ulises..." Moraleja, cuando te encuentres sola, pide auxilio.
Un besote.
Ulyses23.
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