jueves, 11 de diciembre de 2008

HATUNIA. La Leyenda continúa.

Muchas son las canciones y leyendas que contaron lo que sucedió en aquella cruel y terrible guerra. Pero os aseguro, mis queridos amigos, que ninguna de ellas hace honor a los extraordinarios sucesos que allí acontecieron, y la gloria de aquellos bravos soldados quedará como ejemplo de valor y coraje para las generaciones venideras.


- HIJAS E HIJOS DE HATUNIA – Os decía que gritó el Subcomandante. A lo que siguió un confuso griterío

-tuturututu tututuu. ¿pero había que vení disfrsao de sordao? ¿Por qué no me avisaon pisha?- dijo alguien

-¿Cuál es tu nombre?- espetó el Subcomandante

-Lorielana, ea, ¿ere tu el que va a cantá la shirigota? Oju que caló os debe da er traje ese de sordao, vamo a toma una cervesita bien fría ¿no?-

- A ver tú, el que cambia de capa y pipa a cada momento, ponte firmes-

- ¿Yo? Perdón, aquí el teniente Kipling a sus órdenes señor.

-¿Teniente de que?-

- De Hatunian Yard señor-

-¡Matar dumpties, matar boompies, matar woopies!-

- Vosotras! Las que dais esos gritos raros! ¿Cómo os llamáis?

- Amalaire Señor! Lista para matar woompies Señor!

- Mitsuko Señor, Ansiosa de matar duumpies Señor!-

Así, una a una, fue conociendo a las bellas y valientes hijas de Hatunia, junto a las anteriores destacaban de todo el resto de las gentes de Hatunia, por su liderazgo, la bella Severinne, con ojos de noche y un corazón de fuego, Irati, fuerte y recia como un árbol, pero cálida y tierna como un bollo recién salido del horno, Dark, tan llena de sueños como de ilusiones, Janis, inteligente y sensible, algo distante y desconfiada, pero llena de buenos sentimientos como cualquiera de la mujeres de Hatunia, Catiti, amable y siempre dispuesta a ayudar a los demás, Planetas, conocedora de las capacidades de todas, y Lili, siempre alegre y de buen ánimo… Ellas fueron elegidas como Capitanas de Hatunia.

-¡Hijas e hijos de Hatunia! Desde la fundación de Hatunia vuestro pueblo no ha conocido sino años de paz, amor y prosperidad, nunca conocisteis la lucha, ni la guerra, ni habéis conocido enemigo alguno, pero hoy macha hacia vuestra tierra un ejercito temible, aquellos tambores y timbales que se oyen allá a lo lejos pertenecen a los ejércitos de Medusa, yo marché al frente de ellos en muchas batallas y bien sé de que son capaces. Yo mismo nací en un campo de batalla, y el primer sonido que salió de mi garganta no fue un lamento ni un llanto, sino un grito de guerra. Sus tropas no conocen la piedad, ni el miedo, son implacables y sanguinarios, y su único objetivo es sumir vuestra tierra en una sangrienta era de oscuridad y horror. Pero no temáis, el ejército de Hatunia tiene un arma mucho mas poderosa que la fuerza ciega y el terror. De vuestro lado esta el amor y la justicia, y eso nos conducirá a la victoria, debéis dejar de lado todo egoísmo, toda ambición personal, debéis luchas juntos como uno solo, con una sola alma, con un único corazón. Para la victoria solo hay un camino, ¡La Muerte! La propia o la del enemigo. Porque sabed que no tenéis más opción que matar o morir,

¡Ay, de la muerte no sé
de que color va vestida
y no sé si lo sabré!

¿Mano en el hueso y guadaña,
Curva guadaña buida,
En la punta de una caña?

¡Literatura sabida,
Terrorismo medieval
Para chantajear la vida!

Yo entraré en la noche ciega
Como entra la bestia pura,
Que cuando la muerte llega
Va y en la espesa espesura
Cuerpo en calma y alma entrega.

¿Qué sabéis de la muerte?
Nada.
Ni siquiera si existe.
Esta gran calumniada,
La gran triste,
Poderosa y fuerte,
Es la gran ignorada.

Más ya me veis: espero
mi momento postrero,
curioso, preparado,
pues quizá me sea dado
sentir que llega, armada,
y herido por su espada
gritar: ¡Te vi primero!


empuñad vuestras armas y gritad conmigo
¡MUERTE, MUERTE, MUERTE! ¡VIVA HATUNIA!-

El clamor llegó a todos los rincones de Hatunia, miles de voces gritaban al unísono, todo el pueblo unido, dispuesto para la batalla, dispuesto a la muerte por todos los principios y valores que Hatunia representa.

La batalla estaba ya cercana, los tambores del enemigo se escuchaban cada vez más cercanos, hordas de guerreros de las montañas y de la gran meseta se acercaban más y más a la ciudad.

Las órdenes se impartieron deprisa, se formaron cuatro batallones, al mando del primero estaban Severinne, Risk y Planetas, y defenderían el flanco norte de la ciudad, al mando de Darkstar, Almalaire y Lorielana otro batallón que defendería el este, Iratí, Catiti y Janis-Joplin con sus tropas al oeste, Mitsuko, Kipling y Lilianne con su batallón defenderían el sur de la ciudad. El Subcomandante se movería libremente de un lado a otro según fuera necesario.

Desde la torre más alta de la ciudad, la Gran Sacerdotisa de Hatunia, Camaleón, acompañada por Mireyeta y Kelna, rezaba al Gran Dios Hatún, y bendecía a sus tropas ante la batalla.

El sonido de los tambores era ya un estruendo, y. en la gran llanura que separaba la ciudad de las montañas, miles y miles de soldados enemigos estaban ya dispuestos para la batalla. De repente un gran silencio se apoderó del día, un silencio mucho más fuerte que los tambores que le precedieron y que congelaba la sangre en las venas.

El subcomandante bajó su yelmo, apretó el puño de su espada y masculló – Esta noche habrá un buen banquete en el Valhalla-

Desde las torres de Hatunia empezó a sonar “la Cabalgata de las Valkirias”, en el campo de batalla se desató el infierno…

Hacer un exacto relato de lo que allí aconteció es imposible, solo decir que aquello fue el infierno. Miles y miles de guerreros de medusa atacaban en furioso y anárquico frenesí la ciudad de Hatunia, mientras, los valientes soldados de Hatunia defendían con valor y coraje su ciudad. Los muertos de uno y otro bando iban cayendo, sembrando la tierra de cadáveres regados con sangre de unos y de otros. Las tropas Hatunes, en un principio, conseguían mantener fuera de la ciudad a el ejército de Noemedusa, sin embargo, superaban diez a uno en efectivos a los hatunianos, y poco a poco los hacían retroceder, e iban cayendo bajo el peso de las espadas de los fieros guerreros de las montañas.

En el frente sur. Kipling movía la capa con un extraño e hipnótico arte, como un torero por reboleras, manoletinas, y verónicas, todo ello causaba a la par admiración y conmoción en las filas enemigas, cautivados por la belleza de los lances y por un movimiento solo visto en las mejores tardes de Curro Romero, o en las actuaciones de Locomia, los soldados de Medusa echaban vítores y óles, y aprovechando el despiste y confusión, el Teniente asestaba certeras estocadas en los corazones del enemigo.

Allá, en lo alto de torre, la Reina Mireyeta pidió su armadura y su espada, junto a su fiel Kelna decidieron bajar al campo de batalla, no podían quedarse allí viendo como caía su pueblo bajo el acero enemigo.

Abajo, las fuerzas desfallecían, paso a paso, los defensores de Hatunia iban cediendo terreno, y los enemigos pasaban entre sus líneas como la arena se escapa entre los dedos, a cada golpe escapaba el valor, a cada estocada huían las fuerzas, la derrota parecía inevitable.

Después de un día entero de batalla se acerba el crepúsculo, la sangre en la arena, en el agua del mar, junto al sol del atardecer teñían de rojo mar, cielo y tierra, sembrando de presagios de muerte y derrota.

En el frente norte, los soldados Endemol de Medusa, sus tropas de élite, entraban en batalla, abriéndose paso como un cuchillo en mantequilla caliente, las mismas tropas que mandara el Subcomandante Bloguerrillero cuando lideraba las tropas del mal, y allá se fue a cruzar su espada contra los que fueran sus compañeros de infortunio, guerra y muerte. Al primer choque de espadas, el ahora capitán de los Endemol levanto su yelmo y sorprendido dijo – Mi general…. -

- Si, soy Bloguerrillero, fui vuestro General, pero un día vi la luz, yo no conocía más que la guerra, el dolor y la desolación, aprendí que hay otro modo de vida, y que el amor y la amistad entre hermanos lleva a la verdadera felicidad, y Hatunia los representa. Vosotros, valientes soldados de Medusa, tantas veces habéis luchado espalda con espalda conmigo, y vuestra sangre y la mía propia tiñeron juntas el campo de batalla, uníos a mi, luchad por la justicia y la libertad, y conoceréis, por primera vez en vuestra vida la felicidad..

- Mi general, nuestra espada siempre fue vuestra, lucharemos de su lado.-

Los soldados Endemol se pusieron del lado de Hatunia, sin embargo, si bien eran los más duros soldados del mal, no eran suficiente para ganar la batalla, tan solo dieron un respiro a los bravos Hatunes.

En el mar se dibujó una vela que se acercaba llevado por todos los vientos hacia al puerto, abordo, el Capitán Aratz acompañado de Clara, Lunera, Menosmal, Neo, Hache, Achilip, y todos los Hatunes que estaban embarcados en busca de otros océanos. En su llegada a puerto entraron en lucha, aun sin saber que ocurría, ni quienes eran los enemigos. Las fuerzas se iban igualando, pero así y todo haría falta un milagro para que hatunia lograra la victoria.

Pero los milagros suceden.

La batalla se había partido en dos frentes, uno a las puertas de la ciudad y el otro abajo en la playa, junto a la orilla, donde los soldados de Hatunia retrocedían y las olas ya besaban sus pies. Las tropas de Medusa causaban más y más bajas, y empujaban hacia el agua más profunda a golpes de lanza y espada, impulsados por un frenesí asesino y cruel cometieron el error que les llevo a su perdición, entraron en el agua persiguiendo a sus presas, entonces el mar pareció hervir, miles de atunes, brillando sus lomos del color carmesí del crepúsculo, aparecieron de repente, arrastrando a las tropas del mal a aguas profundas, donde perecieron ahogados por el peso de sus armas y armaduras.

A las puertas de la ciudad ocurrió el segundo milagro. Cuando Bloguerrillero y sus hombres apenas si podían contener las innumerables tropas de Medusa, aparecieron, como en una onírica visión, la Reina Mireyeta, hija del Sol, y Kelna, hija de la Luna, arrasando a las tropas enemigas. La armadura de Mireyeta estaba hecha de Sol, y al chocar las armas en ella se fundían como chocolate caliente, su espada de luz acababa con todos los enemigos que se enfrentaban a ella. Kelna, invulnerable con su cota de mallas de Luna, hasta el acero mas duro se quebraba al chocar en ella, seguía a su Reina, provocando bajas a diestro y siniestro.

¡La victoria era de Hatunia!

El ejército invasor huía despavorido hacia las montañas, y los que no. Caían cautivos, desarmados, o muertos.

En la confusión, Noemedusa, disfrazada y presa de rabia y odio, se acercaba a Mireyeta por la espalda. Sus trenzas eran ponzoñosas serpientes, y lanzó una de ellas contra la Reina de Hatunia. Cuando apenas faltaban unos centímetros para el fatal mordisco, Bloguerrillero se interpuso y recibió el veneno letal entregando su vida por la de su reina. Blandió Mireyeta su espada de luz y cercenó la cabeza de Noemedusa de un solo golpe y todas sus serpientes cayeron muertas e inofensivas, sin embargo, el General de los Ejércitos de Hatunia estaba envenenado. Mas no temáis, aun quedaba un último milagro, Camaleón, Sacerdotisa de Hatunia, llegó al lugar, dando de beber una extraña pócima al Subcomandante, que, al momento, sanó.

Así fue la primera gran victoria de Hatunia sobre las fuerzas del mal. A la batalla siguieron funerales por la muerte de valientes soldados de Hatunia, y fiestas por el triunfo. Durante una de ellas, Severinne, vio salir a su General, solitario y sin decir nada, por las puertas de la ciudad, corrió hasta él y preguntó.

- ¿Dónde va mi General?-

- Los enemigos de Hatunia pueblan allá en las montañas, y los daré caza mientras vivan o viva-

- Iré con Ud mi general-

La noche se reflejaba más bella en los ojos húmedos de Severinne que en el propio cielo mientras ella miraba triste a Bloguerrillero esperando su respuesta.

-Bien sabe el Dios Hatún que quisiera llevarte conmigo, o quedarme yo mismo aquí en Hatunia, pero mientras allá estén sus enemigos no habrá paz para vosotros, y las tierras de la montaña y la inmensa meseta, donde nunca sale el sol, donde viento, lluvia y oscuridad barren más allá del horizonte, no es lugar para ti, para vosotros amados hatunes, vuelve a la fiesta Severinne, marcharé solo –


Bloguerrillero siguió caminando hacia las lejanas montañas, echo la vista atrás y vio la figura de Severinne, inmóvil en la puerta de hatunia, volvió la mirada hacia las montañas cuando una lágrima resbaló de sus ojos por su mejilla, la limpió con su dedo, probó su sabor – Gotas de mar – dijo en voz alta.

Mientras se alejaba de Hatunia, por primera vez en su vida, el Subcomandante Bloguerrillero, General de las Tropas de Hatunia, lloró…

Lo sé, lo sé... muchas veces os han contado otra versión, en la que Risk, Kipling y Bloguerrillero no fueron a la batalla, sino que estuvieron en el bar viendo el partido España vs Argentina por la tele y tomando birras, mientras que las mujeres de Hatunia se enfrentaban solas a las fuerzas enemigas, pero os aseguro, queridos amigos, que no son mas que rumores malintencionados para desprestigiar a tres de los héroes de Hatunia...

17 comentarios:

SubHatun dijo...

*Nota: El poema "Ay de la muerte no sé de que color va vestida" es de Nicolas Guillén

DarkStar dijo...

¡Vaya relato Sub! Está genial. Le hace a una sentirse en el campo de batalla, dando mandobles a diestro y siniestro.

Ah, el dulce olor de la sangre enemiga...

Kipling dijo...

Pequeño apunte: ¿España-Argentina? ¿¿En un europeo?? Subcomandante, el alcohol vigorece tu pluma, pero obnubila tus sentidos...

Ah, se me olvidaba... En lo que a las manoletinas se refiere, lo descrito, pese a ser sublime, aún no llega a describir la verdadera gloria en toda su plenitud.

SubHatun dijo...

Como en un europeo? es en la Copa Interoceánica de Esponjapie

Anónimo dijo...

Me parece una narracion excelente, en la que se ve involucrada toda la gente que te importa de Hatunia, resaltando las cualidades y habilidades de cada una de ellas, perfectamente integradas en una buena historia, me ha gustado mucho

alma dijo...

Es cierto que la Historia la escriben los ganadores, y luego cuentan las cosas como les parece...sobre todo cuando como en este caso, el ganador es juez, parte y además poeta...osea alguien del que te puedes fiar más bien poco :-))
Encuentro el relato tremendamente emotivo, hermoso y vigorizante (o "vigorecente" que diría Kipling :-P ) pero muy poco ortodoxo y bastante ajeno a la realidad, Carlota habría podido firmarlo igualmente, es lo que tiene ser Hatun, que tenemos demasiados Homeros y pocos Jenofontes, también creo que los argentinos estarían encantados de jugar la eurocopa puesto que no hay nadie que se sienta más europa que ellos...pero sobre esto que se pronncie Carlitos, que es la autoridad competente...
Ah y muchísimas gracias Sub, por tu propio relato, por versos de Guillén y sobre todo por devolvernos a Aratz y a todos los demás, era casi como poder abrazarlos, volved a casa hatunes, si hasta Ulyses ha encontrado ya el camino, y de todos es sabido que él siempre llega el último...Cuánto os queremos.

SubHatun dijo...

Aliorum iudicio permulta nobis et facienda et non facienda et mutanda et corrigenda sunt

Kipling dijo...

¿Vigorece? ¡Por Júpiter!

¡¡VIGORIZA!!

Ulyses dijo...

Brutal, emotiva, homérica y sin par batalla. ¡vamos...que me río yo de Troya!
Es una pena que hasta un lugar idílico, un reino de concordia como hatunia, ha tenido que crecer regado con la sangre de los heroes. Pero la culpa es de esa maldita Noemedusa y sus ínfulas de grandeza.

Hablando de otros temas más terrenales ¿ Cuándo se mencionó la eurocopa en este relato? ¿ No podía ser un amistoso? Ganas de apostillar al autor ¿eh?

¡ Que razón tiene Almalaire!, no es que me guste llegar el último, es que las batallas, sobre todo las más cruentas es mejor verlas con perspectiva, es decir, cuanto más lejos mejor. De todas formas ya quisieran muchos héroes llegar los últimos pero llegar con soluciones.

Besos para ellas y saludos cordiales para ellos.

Ulyses23

elcamaleón dijo...

Que nobles sois los hombres...De hatunia

Gracias por todo sub

elcamaleón dijo...

Ulyses por dios,que alegria tenerte tan cerca y tan lejos.Esperamos que ahora comentes,o nos hagas una buena entrada de las tuyas.


Y sub,descuida que la "cicerona" no cambiará ni omitirá,ni corregirá nada de esta bella historia.

risk dijo...

Somos nobilísimos y valientes, es cierto.

Y más si hay birra fresquita y el partido sale empatado. ;)

Kipling dijo...

Sub, citar a Cicerón puede conllevar que un civil cualquiera recuerde en tiempos de paz a los hombres de armas aquello de "que las armas cedan a las togas"...

;P

SubHatun dijo...

"Cedant arma togae, concedat laurea laudi - Que las armas cedan a la toga, y que el laurel se conceda a los méritos"
Podría ocurrir en tiempos de paz, como estos de hoy en día, pero cuando se escuche eco de los tambores de guerra de los enemigos de Hatunia será a nosotros, sus valientes guerreros, a los que el pueblo llame y espere.

Ulises, fecundo en recursos, Rey de Ítaca, y siervo de la Gran Luz Azul. Bienvenido seas y bendita la Diosa Virginia que te hizo arribar a estas costas.

SubHatun dijo...

¡RISK! ¡Por todas las almadrabas del infierno!

¡Que nos delatas!

Kelna dijo...

mmm... siempre me gustó más la plata que el oro...así que acepto lo de hija de la Luna :)

Muy bonito, pero ahora me quedan ganas de otro capítulo, en el que nos cuentes que batallas libraste cuando te fuiste de Hatunia.

SubHatun dijo...

Uhmmm Kelna... interesante propuesta... "Las Batallas del Exilio" "Tiempos de Mercenario" lo pensaré ;)